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Más le habría gustado a la buena mujer verle travieso, enredador e indomable como en su niñez, que observar aquella indolencia taciturna, aquella tétrica quietud, semejante al acecho de las bestias carnívoras, en las cuales la paciencia es precursora de la ferocidad. «¿En qué piensas, animal? le decía bruscamente . ¿Vas a inventar la pólvora o qué?

La llamada De un castigo dos venganzas, es la exposición dramática de un crimen de homicidio, de ferocidad y crueldad, repugnante hasta el extremo; el horrible suceso, que le sirve de base, había ocurrido en Lisboa el mismo año que se presentó en el teatro.

El segundo jinete, el del caballo rojo, manejaba el enorme mandoble sobre sus cabellos, erizados por la violencia de la carrera. Era joven, pero el fiero entrecejo y la boca contraída le daban una expresión de ferocidad implacable. Sus vestiduras, arremolinadas por el impulso del galope, dejaban al descubierto una musculatura atlética.

Distinguíase entre los pueblos germanos por su valor y ferocidad la belicosa tribu de los Sajones. Estos eran idólatras, habian martirizado al pié de la estátua de su divinidad Hirmensul á los misioneros que les habia enviado Pipino, entregado á las llamas la iglesia de Deventer, y lanzado su salvage grito de guerra desde el advenimiento de Carlomagno al trono.

Dejó trascurrir algunos días sin repetir el experimento. Y cuando pensó que había desaparecido tal estado de ferocidad, una mañana antes de almorzar, hallándose el Clavel en el regazo de su ama dormitando, se presenta en el gabinete con los cartoncitos en la mano. Verlos el Clavel, lanzarse sobre el sabio a hincarle los dientes en la mano pecadora, fue una misma cosa.

Una y otra ferocidad enorme ha lamentado Mallorca en sus Judíos. Vele y discurra ahora a quien le toque el remedio eficaz de tanto mal. INDEMNIDAD DE ESTE CONTAGIO en la limpieza Mallorquina.

Hubo unos segundos de silencio. El hijo de Marte, apesar de su innata ferocidad, quedose un poco turbado. Al fin rompió a trompicones diciendo: Pero bien... esas relaciones... yo hace tiempo que la hago el oso... quisiera saber si es V. novio... ¡Ah! eso es otra cosa: para que yo sea novio de ella hay una pequeña dificultad; y es que soy su hermano.

La nariz algo aplastada por un golpe recibido en su juventud, y los ojos pequeños, oblicuos y tenaces, daban á su rostro una expresión de ferocidad asiática. Pero este gesto se esfumaba al sonreír su boca dejando visibles los dientes unidos y deslumbrantes, unos dientes de hombre de mar, habituado á alimentarse con salazón. Caminaba los primeros días por las calles desorientado y vacilante.

Por debajo de las anchas alas de sus sombreros de paja, se veían brillar ojos que, aun en momentos de alegría y buen humor, tenían una especie de ferocidad instintiva.

Vió enfrente al príncipe, que parecía mucho más alto; vió el agujero negro de su arma, y sobre este agujero un ojo de glacial ferocidad escogiendo un punto en su persona para enviar la bala obediente. Y con una arrogancia maquinal giró sobre sus talones, para no permanecer de perfil, ofreciendo todo el ancho de su cuerpo. Los cuatro padrinos no vieron esto.