United States or Lithuania ? Vote for the TOP Country of the Week !


El Padre pedía a Dios un milagro: olvidarla, dejar de amarla, que Dios hiciese de suerte que él viniese a entender que no era a doña Luz a quien había amado, sino a un fantasma parecido a doña Luz, cuyo bulto nebuloso se sustraía a todo abrazo corporal, cuyo corazón no latía más vivo al sentirse estrechado por otro, cuyos labios no besaban ni cedían comprimidos por los besos de otros labios, y cuyos pies, en suma, no tocaban este bajo suelo.

Al día siguiente recibió la contestación en su casa: la carta de la generala era digna y cariñosa; pero estaba escrita en un tono protector, que no le sentó bien a nuestro joven: le recordaba su infancia, le ponía de manifiesto lo extravagante de aquel amor, «que no era, como él aseguraba, una pasión firme y verdadera, sino un capricho de niñole indicaba el ridículo que sobre ella caería si cediese a ese capricho y el mundo lo averiguase: por último, le aconsejaba que desistiese de su intento y procurase olvidarla.

Siempre, en todas partes, era ella, que aparecía, siempre ella. ¿Qué hacer para olvidarla? ¿No alcanzaría jamás el reposo del espíritu sino en el olvido, aun no volviéndola a ver?

La esposa o la desposada que nos burla habíase dicho a mismo se troca, al pronto, en nuestro peor enemigo; una vez descubierta no queda sino darle muerte sin piedad, y después olvidarla, olvidarla del todo, barrer del corazón hasta su nombre, inhumar su recuerdo como un harapo de pestífero. He ahí la vieja ley de la honra.

El millonario hizo un gesto negativo. No, ¿para qué? Aquello había terminado. No podía olvidarla; eso nunca: le dolía la decepción, pero el mismo odio con que pensaba en ella, era un signo de que no tan fácilmente iba á librarse de su recuerdo.

Pues apunta la fecha para no olvidarla... Ramón sacó una libreta y un lápiz del bolsillo, y apuntó la fecha... Lita le dijo, dando un suspiro de satisfacción: Gracias. Y añadió: ¿El cinco de julio? ¿Eh? ¡El cinco de Julio!

Te he mentido siempre; he escapado á todas tus averiguaciones en nuestra época feliz. Quería guardar en secreto mi vida anterior... ¡olvidarla! Ahora debo decir la verdad, la definitiva verdad, como si fuese á morir. Cuando la conozcas serás menos cruel. Pero su oyente no quería escucharla.

Debía ser una concesión hecha a estos profanos, venidos de las ciudades para pasmarse de admiración ante ella, durante dos meses, y que, transcurrido este tiempo, se apresuraban a huir y olvidarla. El mar también se presentaba de otra manera a la vista de la joven, más grandioso y más trágico, batiendo incesantemente las costas abruptas.

Y si usted quiere que no espere, que no alimente más esperanzas, trataré de olvidarla. Difícil ha de ser destruir la esperanza que rige nuestra vida; y piense usted que mi placer, mi orgullo, mi vanidad, consisten en ser tal como usted desea...» Todo había desaparecido de nuestra vista: la blancura de las nubes, la negrura de los montes se borraban y se confundían en un gris uniforme.

Pero casi casi había llegado mi amigo al perdón de la ofensa, aunque sin olvidarla; y si se ha de decir verdad, no le agradaban mucho las intimidades de su mujer con aquella señora, aun considerándolas puramente circunscritas a lo concerniente al ramo de vestidos. «¿No tendré el gusto de verle a usted mañana en mi casadijo la marquesa.