Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de octubre de 2025
Ella sabe hasta qué punto sufro, y no le importa. Cuando considero lo que me ha hecho pasar, la imagino de una maldad que no se concibe mayor. ¡Y sin embargo, a veces, su cara distraída tiene una expresión tan buena! La duda de cómo es ella, realmente, me enloquece tanto como la duda de su amor. ¿Quieres que te explique lo que pienso? dijo Julio con cierta gravedad.
Porque yo ni estoy reblandecido, ni soy ciego, ni sufro de lepra, ni padezco de tuberculosis, ni tengo cáncer ninguno. En cambio, me encuentro resfriado casi siempre y no comprendo por qué razón han de tratarme ustedes con tanto desprecio. Muchas veces, harto de toser y de estornudar, yo he acudido a ustedes en consulta.
Y sucedió, que cuando aquella inaudita desgracia sobrevenía, mi madre me daba a luz a esta vida desventurada, que he sufrido y sufro. Al ruido de las espadas acudieron algunos criados; pero cuando llegaron sólo hallaron los dos cuerpos sin vida de mi padre y de Lisarda, y el postigo abierto, por donde claramente, a lo que parecía, el autor o los autores de aquellas muertes habían escapado.
Si supieras todo lo que sufro y todo lo que he sufrido en estos días, pensando en mi maldad para contigo. Pero ya no volveré a cometer bajezas, Raquelita... Escúchame... te acuerdas cuando... murió papá... y cuando yo te pegué... cuando... No pudo continuar, se ahogaba.
Yo en mí misma soy tan sencilla... hasta soy buena ¿sabe? Usted se ha enamorado de mi maldad y por eso debe ahora olvidarme. Por que ahora... no sé si decírselo... pero ya Charito... no, nada. No me creerá si le digo que por usted sufro, sufro mucho. Muñoz alzo la cabeza y la miró. ¿Que sufre por mí? Todas aquellas palabras de Adriana le impresionaban de un modo inaudito.
Rosita, Rosita, trata de arrastrarme detrás de esos naranjos antes de que amanezca, porque yo no puedo valerme. ¡Oh! ¡sufro mucho! El desgraciado se había fracturado el fémur y los huesos le agujereaban la piel. Rosita, amor mío, Rosita mía, ayúdame... repetía con voz débil. La monja lanzó una carcajada convulsiva y violenta, sus ojos se agrandaron de una manera espantosa, pero no se movió.
La Dorotea miró con espanto al bufón. Te amé continuó el tío Manolillo como nunca he amado; ninguna mujer me parecía ni me parece tan hermosa como tú... y te he amado con ese terrible amor que no espera satisfacerse; con ese amor resignado al silencio, resignado al martirio; te amé y te amo de ese modo; he transmitido mi vida á ti y gozo cuando gozas, sufro cuando sufres.
Sufro mucho al considerar mi inutilidad... ¿De qué he servido hasta ahora?... Calló un momento, como si abarcase con la imaginación todo su pasado. A veces pienso continuó que la guerra, con todos sus horrores, tiene algo de bueno. Sirve para que seamos útiles á nuestros semejantes.
Sintió cómo el brazo de Ojeda se estremecía bajo su mano; cómo su cuerpo, pegado a ella en el ritmo de la marcha, parecía repelerla con sobresalto. No vayas a empezar como siempre, Fernando. Mira que no lo sufro... Sí señor, te mantendré; será mi mayor gloria.
Repetíanse con frecuencia los ataques de eclampsia, y en uno de ellos podía morir. Bastaba que la respiración se retardase algunos segundos al quedar su organismo contraído por las convulsiones, para que sobreviniese la asfixia. Y tú, ¿por qué no vas a verla? preguntó el doctor. ¡Para qué! exclamó el bohemio . Sufro mucho; me falta el valor para volver.
Palabra del Dia
Otros Mirando