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Una vez en mangas de camisa ante su lecho, consideró que era un contratiempo serio la enfermedad de su queridísima Ana. «

Acababa de hacer oir á Clementina las palabras más crueles que pudiera esperar de él. Su cara se descompuso y levantando una mano trémula á la altura de la cabeza de Fortunato, respondió: Está bien; usted se arrepentirá toda su vida de lo que acaba de contestarme. Desde hoy le considero á usted como mi más mortal enemigo.

No paró mientes en lo terrible de aquella soledad; no consideró que para custodiar las trojes, vigilar a los segadores y cuidar de la aceituna, le faltaría en lo sucesivo su activo celo.

Pero al terminar la lección, Concha consideró que a más del castigo correspondiente a cada falta, teniendo en cuenta lo mal que la niña lo había hecho, convenía terminar con un vapuleo general que las comprendiese todas. La alzó de la silla y, blandiendo la formidable ballena, exclamó: Ahora, para que estudies mejor y se te despierten los sentidos, ¡toma!

A usted lo he querido siempre, lo he querido siempre. Pero ella ya no estaba en sus palabras, y ni siquiera sentía el contacto de las manos de Muñoz. La madre de Adriana llamó con urgencia a Ernesto Molina para pedirle consejo. Por más que siempre consideró a Muñoz un marido ideal para su hija, le alarmaba grandemente la repentina decisión de casarse con él después de haberle burlado por otro.

Con este concepto considero, que V. S. tiene legítimo derecho y precisa obligacion de requerir y embarazar todo establecimiento estrangero en dicho Itapucú, y en todas las tierrras que median entre los rios Ipané-guazú, y el Grande que corre de este

Por graves que hayan sido las faltas de la señorita Guichard hacia , no me considero como absolutamente desligado de los compromisos que con ella contraje. He prometido no obligarte jamás á separarte de ella; te dejo, pues, en libertad. Si quieres quedarte, nos quedamos. Si partimos, es preciso que sea por que hayas dicho: "¡Quiero partir!" ¡Oh! Mauricio, ¿qué exiges de mi?

Por mi parte, considero que gradualmente va disipándose la idea que abrigamos de que se había cometido un asesinato. Si él hubiese sospechado que había sido víctima de una infamia, seguramente nos habría indicado algo antes de morir. De eso estoy completamente convencido. Es muy probable observó con cierta duda, sin embargo.

Ella no tiene por qué pensar en estas cosas; pero tengo de ella una idea tal, la considero una muchacha tan discreta y tan sensata, que estoy seguro de que si yo le ocasionara una decepción, la recibiría virilmente, y no se entregaría a extremos ridículos...

Y por último, después de haber preparado cuanto consideró necesario, una tarde, entre dos luces, se mudó al tercero interior de doña Jesualda, en la calle de Don Pedro. En un carrito fueron la cama, sus dos baúles, un arca y varios líos de ropa; ella montó en un simón, llevando sobre las rodillas el costurero que en días más tranquilos le regaló don Juan.