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Actualizado: 4 de julio de 2025


Dio un adiós bastante seco a la abuela, nos volvió la espalda a Francisca y a y apenas estuvo política con las otras personas que allí estaban. ¡Uf! murmuró Francisca en cuanto se cerró la puerta después de dar salida a la dulce señorita Bonnetable. ¡Qué solterona!

¡Ven aquí! ordenó la solterona; y levantando la cabeza hacia los criados, que estaban asomados á las ventanas del piso superior, añadió: "Vosotros, volved á acostaros!" Todas las ventanas se cerraron y reinó de nuevo el silencio. Bobart trepó por la escalera, y á penas llegado al descansillo, la mano convulsa de Clementina le atrajo hacia el salonillo.

, señorita respondió la Bonnetable lanzando a la pobre Francisca unos ojos furibundos, 2.000 pesos de dote son la miseria... Por otra parte siguió diciendo la dulce solterona, haría falta una fortuna para corregir los desastres de la educación moderna. Las jóvenes actuales están muy mal educadas terminó con una intención que no se ocultó a nadie.

Pero su alegría estaba envenenada por preocupaciones malvadas, y sin dejar de recibir saludos, Clementina pensaba: ¿Conseguiré destruir esta dicha que todos proclaman, elogian y envidian? Vió á Mauricio que hablaba alegremente con Herminia, mientras Roussel, en un círculo de señoras, prodigaba sus gracias y sus amabilidades. Una nube oscureció la frente de la solterona.

Pero, aunque con perfecta cortesía, Julieta había respondido de tal modo a sus reiterados ofrecimientos, que la solterona, desengañada, se había eclipsado prudentemente llevándose en su retirada a las concurrentes habituales de la oficina, a quienes la nueva empleada desconcertaba por su clara mirada y por la exquisita política de su: «¿Qué desea usted, señora

Si Mauricio hubiera estado en aquel momento capaz de reflexionar, la ardiente alegría que la señorita Guichard demostraba, le hubiera puesto en guardia contra la facilidad con que acababa de acceder á las pretensiones de la despótica solterona; hubiera pensado que, para empezar, el paso á que se lo obligaba era muy largo y que si el segundo iba á ser del mismo tamaño, le conduciría infaliblemente á la esclavitud.

El día de la fuga, Angustias dijo a Belarmino y Xuantipa que cenaría con la solterona y se quedaría en su casa a dormir, como otras noches. A la mañana siguiente, el Padre Alesón, sin saber cómo ni de dónde, recibía un anónimo, escrito en caracteres que simulaban letra de imprenta.

Eso es, métete en esa pandilla, y contra además... ¡Ah! dijo Francisca dando un gran suspiro, bastante desgraciado es pensar que se va una a enmohecer como las otras en la piel de una solterona... Nadie te obliga a enmohecer objetó Genoveva. , se acartona una a pesar suyo cuando el celibato le ata las alas. Pues bien, cásate exclamé.

Parece que no oyes lo que se dice. En efecto respondí, estaba distraída mirando al grupo de la abuela. ¡Ah! exclamó Petra tan desdeñosa como si se tratara del pobre teniente Cotorrac. ¿Te interesan esas señoritas? Mucho. Estaba pensando precisamente que la señorita Fontane debe de ser una solterona por vocación... Pienso como exclamó Genoveva.

... ¿Qué quiere usted que añada a mis solteronas? dije sonriendo tristemente. Un último capítulo respondió el cura con fingida alegría. Alguna cosa original. Ese capítulo respondí, está escrito... Me faltaba la solterona por decepción, y ya la tengo... Después, como cosa inédita... Permítame usted...

Palabra del Dia

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