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Elegante sin exceso, piadosa sin mogigatería y adicta sin ostentación, es enteramente mi ideal. A ella es a quien confío más fácilmente mis pensamientos, y la abuela, que aprecia mucho el carácter firme y leal de Genoveva, protege nuestra intimidad.

Mas por la puerta seguían entrando grandes oleadas de gente que turbaban a los fieles de adentro e impedían establecer el silencio. María y Genoveva fueron arrastradas diferentes veces de un punto a otro por el vaivén de la muchedumbre. El orador aguardó en vano que se apagara el rumor.

¡Dios mío! dijo por fin, si fuese Magdalena la que pusiera ese anuncio, diría que era imposible de todo punto... Así lo comprende mamá hizo observar Genoveva. Pero la señora de Ribert, a quien todo el mundo conoce como mujer seria, inteligente y ocupada en trabajos intelectuales, puede perfectamente hacer lo que le plazca. No veo ninguna razón para negar la autorización solicitada.

Genoveva nos acompañó a casa del padre Tomás, que, felizmente para nosotras, tiene la indignación menos fácil que la abuela. El cura escuchó con atención las explicaciones de Genoveva, la cual se abstuvo, sin embargo, de hablar de mi deseo de encontrar un alma hermana. Un poco sorprendido al principio, movió largo tiempo la cabeza antes de responder... Era seguro que vacilaba.

Es verdad; nos habíamos olvidado... ¿Pero dónde vamos ahora?... Ya lo hemos recorrido todo... Vamos a la habitación de María... Tal vez se haya subido allá... No me parece probable..., pero, en fin, vamos. Subieron a la torre, sin lograr mejor resultado. Ni en la habitación de María ni en la de Genoveva descubrieron rastro del canario.

Todos los días pido a la Virgen Santísima que le conserve la salud para que sirva de ejemplo a los que están en pecado mortal. Lo que debes pedir, Genoveva, es que purifique mi alma y me perdone los muchos que he cometido. ¡Bendito sea Dios! Si usted necesita que la perdonen siendo tan piadosa y humilde, ¡qué necesitaremos los demás! No sea tan severa consigo misma.

Se calmó un poco al oír las dulces razones de Genoveva y acabó por enviarnos al padre Tomás, sin cuya opinión no podía pasarse en semejante caso. La cosa se sale tanto de las conveniencias... murmuró la pobre abuela consternada. En verdad, no si estáis locas o si soy yo la que no está en el movimiento de ideas moderno... ¡En qué siglo vivimos!...

Pues mira, Genoveva, te seré franca... Si fuera cosa tuya..., tuya exclusivamente, iría con el alma y con la vida... Pero tratándose de lo que se trata..., vamos... que no me gusta ese barrer para adentro de tu marido, que la pone a una siempre en el riesgo de tropezarse con basura... Y, francamente, no quiero ponerme en el caso de encontrarme mano a mano con una... Curra Albornoz u otra de su ralea.

Iba a añadir: «Y muy verdadpero me contuvo el pensar que aquella carta aludía directamente a Francisca. No se podía hacer más claramente el proceso de su caso particular, y el de las jóvenes educadas como ella. Genoveva se abstuvo de hacer ninguna observación, por el mismo motivo.

¿Que tenga estas ideas sobre la especie masculina?... ¡Ah! suspiró Francisca cómicamente, yo puedo asegurar que los hombres no valen nada, puesto que... Puesto que no se casan contigo añadió Genoveva. lo has dicho respondió Francisca imperturbable. ¿Sabe usted lo que a los mejores les gusta más en nosotras? No contestó la de Ribert divertida a pesar suyo. Nuestros defectos.