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Actualizado: 4 de julio de 2025


Creo que habría que nombrarlas todas para no cometer error. ¿Qué solterona no ha contribuido al bien de la familia o de la sociedad?... La señorita Bonnetable aseguró Francisca. Silencio, Francisca, exclamó la abuela. El carácter de la señorita Bonnetable no le impide ser muy buena en el fondo.

Por fin se restableció el silencio y emprendimos una nueva conversación más seria, aunque sobre el mismo asunto. Genoveva me preguntó con qué objeto hacía mis investigaciones, y le respondí que todo mi deseo era encontrar libros que me inicien en la introducción de las solteronas en la sociedad moderna, pues hasta ahora no me daba cuenta más que de la solterona involuntaria.

Había ya salido de la antesala, cuando, dando media vuelta, vino hacia y me dijo con su gracia acostumbrada: Hasta la vista, solterona... Adiós y gracias repitieron en coro Genoveva y Petra. Adiós, hasta la vista, muchachas... respondí gozosa, mientras se restablecía el silencio en nuestra tranquila casa y resonaban todavía a lo lejos las notas del alegre terceto.

Cuento con su razón y con sus sentimientos para hacerle comprender que tiene algo mucho mejor que hacer que permanecer solterona... Evidentemente exclamó el señor Boulmet. Una joven tan bonita, tan inteligente, tan instruida... Una mujer superior... Señor Boulmet dije en tono de súplica, ofendida por unos cumplimientos que tomaba por una burla.

Después, la divinización de la virgen echó por tierra todas las ideas admitidas y fue posible a la mujer vivir honrada y casta al lado del matrimonio. Bajo la influencia del cristianismo se llegó a comprender que el término «solteronacuyo equivalente existía ciertamente en la lengua del tiempo, no era en mismo nada deshonroso.

Es una debilidad disculpable, y más en el caso de Felicita, que, aunque acecinada, ama, la aman, pero no se le logra la satisfacción de sus deseos. Angustias iba a cada paso de visita a casa de la solterona, y, si no iba, la solterona enviaba a buscarla. Es público en la calle. Tu hijo iba de visita a casa de la solterona. ¿Tampoco sabías eso? Negativa muda. Pues, átame esos cabos.

Después, pasada la edad fijada por las leyes, y fuertemente estropeada la juventud, venían las inquietudes y triunfaban los cuidados. El deseo de agradar ponía un fulgor febril en la mirada de la solterona anticipada y en la más estudiada de sus sonrisas había una crispación.

Don Gaspar concedía a su hija la libertad razonable para que no la desease tan completa que le fuese dañosa: con él asistía Helena a las diversiones que le agradaban y a las visitas con que se conserva la amistad; a misa y tiendas iba con su prima doña Flora, solterona, pobre, de ellos cariñosamente amparada e incapaz de tolerar la más leve imprudencia: primero por severidad de principios y luego por miedo a ser arrojada de una casa donde nada le faltaba.

¡Rencor de solterona! exclamé fingiendo un escalofrío. ¡Qué cosa tan espantosa!... Esperaba yo ver en Celestina los efectos de una cruel decepción, como vajilla rota, platos echados a perder, gruñidos, empujones... Pero no, Celestina estuvo de buen humor todo el día y hasta le cantar a voz en cuello un cántico a la Virgen. La esperanza permanece en el fondo de su corazón, es cierto.

Sería un delito de lesa humanidad que te quedases soltera. has nacido para casada... No tienes más aficiones que la de arreglar la casa, cuidar a los niños, coser, limpiar... Serás una perfecta casada, como la describe Fr. Luis de León. No puede tolerarse que pudiendo hacer la felicidad de cualquier hombre, te empeñes en ser una solterona... Mira que son muy antipáticas...

Palabra del Dia

buque

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