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Actualizado: 25 de junio de 2025
Su delicia era tenderse al sol sobre un banco, o bajo un sauce en la ribera, según la estación, y dormir a pierna suelta, sin cuidados, con un sueño de ángel o de niño; y también, sentarse en un portal de calle muy concurrida y ver pasar la gente afanosa tras el pan de cada día, mientras él, libre de preocupaciones, sonreía filosóficamente. ¡Trabajar Agapo! ¡si no vale la pena! ¡mucho sudar, mucho sufrir; el hombre, como bestia de carga, dando vueltas, de sol a sol, a la rueda de la fortuna, para recibir el esquinazo, en premio de sus fatigas! más vale estarse con el pico abierto, para que en él caiga el maná del cielo, y manos quietas; dejar que los demás cuiden del árbol y comer nosotros su fruto sazonado.
Rafael, con el recogimiento de un devoto, se sentaba en un rincón, y contemplando los soberbios hombros sobre los cuales ondeaban como plumas de oro los rizados bucles de la nuca, oía aquella voz hermosa que sonaba dulce y velada, mezclándose a los desmayados acordes del piano, mientras que por las abiertas ventanas entraba la respiración del huerto rumoroso bajo la dorada luz del otoño, el perfume sazonado de las naranjas maduras que asomaban sus caras de fuego entre los festones de hojas.
Pero aquí bajaron todos, y Sol misma, que se volvió pronto al carruaje, para acompañar a Ana, y animarla a tomar del breve almuerzo que los demás, sentados en torno de una mesa rústica, gustaban con vehemente apetito, sazonado por chistes que el piadoso Juan encabezaba y atraía, porque los oyese Ana desde su asiento en el coche, traído a este propósito cerca de la mesa.
Los pedazos de sardina eran una comida sin substancia para estos bandidos que sólo encontraban sabor al alimento sazonado con el asesinato. Como si los pulpos entendiesen sus quejas, se habían dejado caer en el fondo arenoso, flácidos, inertes, respirando por sus embudos. Un pequeño cangrejo empezó á descender al extremo de un hilo, con pataleo desesperado.
En el final dice textualmente lo siguiente: "Como primer paso, después de hacer ustedes ver a los padres de familia los males sociales que resultan de la escuela sin Dios, como los crímenes contra la honestidad, el asesinato, el suicidio, la rapiña y el robo, la desobediencia a las autoridades civiles y eclesiásticas, en fin, la corrupción de costumbres, todo fruto sazonado de esas escuelas laicas, insinúenles vuestras reverencias que, en escritos o exposiciones que deben dirigirse a Nos, declaren al gobierno sin eufemismos su inquebrantable y decidida voluntad de que a sus hijos se les dé educación cristiana en sus escuelas.
Y al mirarlo ya léjos, engañado, la vida de mi mente desechaba, y recostando la arrugada frente en mi mano convulsa, que abrasaba, maldecia el presente y, cobarde, lloraba... ¡Como si el árbol que de hermosas flores la Primavera plácida engalana, las conservára en el ardiente Estío! El sol marchita y borra sus colores dando al tiempo tributo, y tras la flor galana hincha su piel el sazonado fruto.
Se cubren con la mezcla, y se sirven. HUEVOS AL CAPRICHO. Se prepara un arroz blanco bien sazonado, y en un molde untado de manteca se le da forma.
Cuando empieza a tomar color, se echa bastante tomate rallado, y a fuego lento téngase hasta que se reduzca la salsa. POLLO EN SALSA. En manteca muy caliente y sazonado de sal, se pone el pollo a trozos, con ajo, perejil, laurel, tomillo, cebolla y nuez moscada; se da vueltas hasta que tome color y se le agrega caldo y jerez.
«En sus primeros tiempos, dice don Adolfo de Castro, fué Salinas poeta de muy buen gusto literario, y en los últimos se convirtió en conceptista y en todos demostró un gran ingenio, sazonado de burlas y de gran delicadeza en la declaración de afectos amorosos.»
Aquel primer suspiro de Venus al salir de la espuma del mar que repitió el Universo entero, sonó entonces en su alma y la estremeció dulcemente. Su alma, que estaba muda y triste como la Naturaleza antes que la diosa de la hermosura suspirase. Muy pocos hombres alcanzan una dicha parecida: poseer la primera mujer que se ama, llegar a tiempo para recoger el fruto sazonado del amor.
Palabra del Dia
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