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¡Oh! eso es grave, hija mía dijo la tía Liette sonriendo a pesar de su tristeza. ¿Verdad que ? respondió cándidamente la joven miss. Así fue, que cuando el señor de Argicourt fue a acompañarle, los seguí con disimulo y me puse a escuchar... que hice mal, tía Liette... Liette le estrechó la mano, como para animarla.

Pero aquí bajaron todos, y Sol misma, que se volvió pronto al carruaje, para acompañar a Ana, y animarla a tomar del breve almuerzo que los demás, sentados en torno de una mesa rústica, gustaban con vehemente apetito, sazonado por chistes que el piadoso Juan encabezaba y atraía, porque los oyese Ana desde su asiento en el coche, traído a este propósito cerca de la mesa.

Distribuyó tierras entre los principales caballeros que le habian acompañado en la conquista, dió al concejo los pueblos, aldeas y castillos que fueron sucumbiendo en la comarca . Para mas animarla y asegurarla, convirtió la ciudad en centro de operaciones militares; restauró la silla de Osio, de aquel famoso prelado á quien cupo la gloria de haber presidido el primer concilio de Nicea.

En vano había intentado animarla, recomendándole que aceptase con serenidad la ausencia de su hombre para no hacer daño al otro ser que llevaba en sus entrañas. Porque esa infeliz va á ser madre. Oculta su estado con cierto pudor, pero yo la he sorprendido desde mi ventana arreglando ropitas de niño. La mujer le había escuchado como si no le entendiese.

Lo que había dicho Angela, era cierto: se iban a la estancia, en junio, en el rigor del invierno, porque su padre... su padre estaba arruinado, y su hermano arruinado, y todos, todos, absolutamente arruinados. La ahogaron los sollozos. Pasó mucho tiempo sin que pudiera hablar, sorda a las palabras de su hija, que se esforzaba en animarla, mostrando cristiana resignación. ¡Estaban arruinados!

Aun a solas con su novia, no se desarmaba, y su conversación se refería generalmente a todas las manifestaciones de la vida elegante y del sport. Las primeras palabras que dirigió a la joven no eran las más apropiadas para animarla a abrirle su corazón, como se había propuesto.

Fermín hizo que su hermana se sentara en el ribazo, y plantándose ante ella, dijo con dulce sonrisa para animarla a la confianza: Vamos a ver, loquilla: vas a decirme por qué has roto con Rafael; por qué le has despedido como si fuese un perro, causándole tal pena que el pobre parece que va a morir.

Pero á medida que se acercaban al pueblo, la energía nerviosa la abandonaba poco á poco, se volvía silenciosa, perdía su decision, acortaba el paso, y despues se quedaba detrás. Hermana Balî tenía que animarla. ¡Que vamos á llegar tarde! decía. Julî seguía pálida, con los ojos bajos, sin atreverse á levantarlos. Creía que todo el mundo la miraba y la señalaban con el dedo.

Ya sabes con lo que cuentas. Lo principal es que no teniendo nada mi hijo... no habrá quien piense hacerse cargo de él. Valeria quiso resistir por animarla, pero ante la energía con que expresaba el deseo, cedió. Vino el notario: Susana hizo una declaración reconociendo que cuanto había en la casa era de Valeria, y que en pago de una deuda que confesaba, le daba la finca de Rivaria.

Y así fué como el P. Irene, cumpliendo á la vez con sus deberes de amistad y de crítico, iniciaba un aplauso para animarla: la Serpolette lo merecía. Entre tanto nuestros jóvenes esperaban el cancan, Pecson se volvía todo ojos; todo menos cancan había.