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Versos a lo San Juan, como se decía ella, le salían a borbotones del alma, hechos de una pieza, sencillos, dulces y apasionados; y hablaba con la Virgen de aquella manera. Notaba Anita, excitada, nerviosa y sentía un dolor extraño en la cabeza al notarlo una misteriosa analogía entre los versos de San Juan y aquella fragancia del tomillo que ella pisaba al subir por el monte.

La condesa encontró en la escalera, prestas a salir de paseo, a la generala y a sus hijas, dos ángeles acabados de salir del colegio de York, en Inglaterra, que comenzaban a perder en la atmósfera viciada de los salones su perfume natural de candor y pureza, como pierden su sana fragancia el romero y el tomillo encerrados en una caja de almizcle.

Luego, por todas partes ciñéndolo y adornándolo todo, ramas de palmera, de espino, de abeto, de tomillo, de tuya, de romero, grandes trozos de musgo y un sinnúmero de velitas y candelas amarillas, rojas, blancas y verdes, de cuyas llamas se desprendía un humo tenue y vaporoso, que envolvía el conjunto en una neblina misteriosa y poética...

Los aromas penetrantes del tomillo y del hinojo embalsaman y purifican el ambiente. Lo mejor y más florido de estos terrenos pertenecía a la Compañía. Separada de la aldea como unos trescientos pasos y en el centro de un parque se levanta soberbia fábrica de piedra. Es la habitación del director y el centro administrativo de las minas.

Doradas después en la grasa que resulta, se agrega una salsa confeccionada con medio cuartillo de leche, dos yemas de huevo y dos onzas de chocolate bien rallado, y el plato se sirve caliente. PERDICES ESTOFADAS. Ya limpias se ponen en una olla con tocino, cebolla, ajos, vinagre, perejil, sal, pimienta, tomillo y laurel.

Las plantas se dejan seducir: ¿quién se resiste a los halagos de la vanidad? De las montañas pasan a los huertos, como, por ejemplo, el tomillo, que de silvestre se convierte en salsero; o lo que es lo mismo, de hosco y solitario se cambia en sociable, y como tal da gusto con su presencia a las salsas y asaborea gratamente las conservas.

PICHONES ESTOFADOS CAROLINA. Después de limpios, se coloca en una cacerola todo en crudo, tocino, cebollas, zanahorias, nabos, tomillo, laurel, apio, estragón, tomate, todo muy picado, vino blanco, coñac, caldo, manteca, sal y unos granos de pimienta; encima los pichones, y se cubre la cacerola con un papel y se deja cociendo hasta que están tiernos.

Se envuelve y cose la piel, procurando darle la forma del pavo; se envuelve en un paño limpio, se ata o cose y se pone a cocer con agua y vino blanco por partes iguales, tomillo y hierbabuena, hirviendo más de una hora; se saca y deja en prensa hasta el día siguiente, que se corta en lonjas finas, y se sirve. Lo mismo se trufa la gallina y también las malvices, codornices y toda clase de pájaros.

El piano es de madera, con las teclas pintadas; y no tiene banqueta de tomillo, que eso es poco lujo, sino una de espaldar, hecha de la caja de una sortija, con lo de abajo forrado de azul; y la tapa cosida por un lado, para la espalda, y forrada de rosa; y encima un encaje.

Era una niña por la frescura de su rostro y por la viveza de sus movimientos, aunque ya tenía cumplidos veintidós años. Te equivocas; hoy no puedo oler más que a tomillo respondió Reynoso sacando el puñado que traía en el bolsillo.