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Actualizado: 1 de junio de 2025
Con un millón de pesetas yo me comprometo a hacer rápidamente una nación en el mismo Getafe, a dos pasos de Madrid. Me voy allí y observo si hay más hombres rubios que hombres morenos o si hay más hombres morenos que hombres rubios, y si en la mayoría, rubia o morena, predominan los braquicéfalos sobre los dolicocéfalos, o al contrario.
Al oír esto el de la barba rubia se estiró los puños, arqueó los brazos y le atajó diciendo: Perdone usted; el pueblo es soberano. Lo que importa es que conozca sus derechos y que los conquiste... Al llegar aquí, el de la barba negra levantó la cabeza, les miró con desprecio y arguyó en esta forma: Están ustedes en un error; el mal tiene más hondas causas.
De cuando en cuando la muchacha rubia se asomaba a la puerta y me miraba con sus ojos azules obscuros, con una expresión de temor y desconfianza, como si tuviera miedo de que yo le hiciera algún daño a su padre. Me levanté molestado del aire de suspicacia de toda aquella gente, y, saludando a los tres con frialdad, me volví a Lúzaro.
O a veces, cuando está trabajando cosas de números, o poniendo un libro sueco en español, la ve venir, venir despacio, como en una nube, y se le sienta al lado, le quita la pluma, para que repose un poco, le da un beso en la frente, le tira de la barba rubia, le esconde el tintero: es sueño no más, no más que sueño, como esos que se tienen sin dormir, en que ve uno vestidos muy bonitos, o un caballo vivo de cola muy larga, o un cochecito con cuatro chivos blancos, o una sortija con la piedra azul: sueño es no más, pero dice el padre que es como si lo hubiera visto, y que después tiene más fuerza y escribe mejor.
Diciendo esto, desabrochó el mas lindo seno que pudo formar naturaleza; un capullo de rosa sobre una bola de marfil parecia junto á él un poco de rubia que colora un palo de box, y la lana de los albos corderos que salen de la alberca era amarilla á su lado.
¡Vaya una barbaridad! ¿Y ustedes entre sí, se llaman por esos nombres? ¡Quiá!... Pero lo sabemos; y como no la deshonran á una.... Es claro.... Pero volvamos á la rubia. Parece que la tiene usté entre las cejas. Como me ha dicho usted que iban hablando de mí.... ¿Yo he dicho eso? Por lo menos una cosa muy parecida.
El poeta malo se entretiene en colocar uno sobre otro sus endecasílabos, como los ladrillos en una construcción. Luego entrega las cuartillas a una niña rubia que aguardaba para llevarlas a un periódico. El hijastro de Apolo charla después conmigo de literatura. Me lee una oda Al Sol, un soneto A una ingrata y una elegía A la muerte de la virgen de sus amores primeros. ¡Hace ya tantos años!
Entre todos los Papas, merece citarse con especialidad uno que era un buen viejo, llamado Bonifacio... ¡Oh, qué muerte más llorada la suya! ¡Era un príncipe tan amable, tan gracioso! ¡Se reía tan bien desde lo alto de su mula! Y cuando alguno pasaba cerca de él, así fuese un pobrete hilandero de rubia o el gran Vegner de la ciudad, ¡le daba su bendición con tanta cortesía!
Era Lucía una rubia de las dichas vulgarmente vaporosas; ojos azules y claros y un poco húmedos, tersa y blanca la frente, los cabellos como madejas de oro, las cejas perfiladas en arco, algo aguileña, el talle fino y esbelto, el rostro alegre y muy apacible. Formaba su hermosura dichoso contraste con la de la brigadiera; quizás fuera este el fundamento más sólido de su amistad.
La curiosidad seguía devorándola, y la avidez de impresiones la consumía. No había asomo de juicio en aquella cabeza rubia que parecía el capricho de un pintor lascivo, ni tacha que poner a la hechicera envoltura de aquel temperamento tempestuoso.
Palabra del Dia
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