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Miren que citarme á tarifas ahora, y nada menos que del arzobispo don Basilio Sancho, ¡puñales! como si de entonces acá no hubiesen subido los precios de los artículos. ¡Ja, ja, ja! ¿Por qué un bautizo ha de ser menos que una gallina? Pero yo me hago el sueco, cobro lo que puedo y no me quejo nunca. Nosotros no somos codiciosos, ¿verdá usted, P. Salví?

El directorio propone una clasificación más precisa que otros buscadores como AltaVista que sólo proponen listas completamente automatizadas. Tres años después, Yahoo! se divide en 63 grandes categorías, con una interfaz en varios idiomas: inglés, alemán, coreano, francés, japonés, noruego y sueco. Yahoo! trabaja en colaboración con AltaVista.

Se le cambió el color oyendo esto al hijo del boticario, de resultas de un aleteo y dos volteretas de algo que sintió en las honduras del pecho; protestó con energía de la sencillez de su pesadumbre, y rogó a don Claudio que se explicara con mayor claridad, para acabar de entenderle y de desengañarle; pero el comandante se hizo el sueco, y con dos golpecitos en la espalda y otra cordial alabanza de su valeroso arranque, dio por terminada la entrevista, despidiéndose de Leto «hasta la noche» y recomendándole mucho que no faltara.

A las seis me iba yo a la plaza para oír a la señorita Fernández; pero cuando la discusión se prolongaba hasta las siete, me hacía yo el sueco y me quedaba oyéndola. Un día Quintín estaba de vena. Se hablaba de las costumbres de Villaverde. Porras las censuraba con la mayor acritud; el abogado las defendía, y Linares decía que habían variado mucho, y que él no se explicaba el cambio de ellas.

En 1997, Babel, una iniciativa conjunta de Alis Technologies y de la Internet Society, realiza el primer estudio sobre la distribución de las lenguas en la web. En junio de 1997, la página "Palmarés de las Lenguas en la Web" da los porcentajes de 82,3% para el inglés, 4% para el alemán, 1,6% para el japonés, 1,5% para el francés, 1,1% para el español, 1,1% para el sueco y 1% para el italiano.

No hay para qué añadir que esta equivocación lamentable le costó un buen zurriagazo. La noche avanzaba y el mozo de Fresnedo, que antes había mostrado tal prisa de marcharse, ahora estaba pegado con pez á la tajuela. Flora, viendo que sus abuelos daban cada vez más frecuentes y más largas cabezadas le insinuó la idea de que se fuese, pero él se hizo el sueco.

O a veces, cuando está trabajando cosas de números, o poniendo un libro sueco en español, la ve venir, venir despacio, como en una nube, y se le sienta al lado, le quita la pluma, para que repose un poco, le da un beso en la frente, le tira de la barba rubia, le esconde el tintero: es sueño no más, no más que sueño, como esos que se tienen sin dormir, en que ve uno vestidos muy bonitos, o un caballo vivo de cola muy larga, o un cochecito con cuatro chivos blancos, o una sortija con la piedra azul: sueño es no más, pero dice el padre que es como si lo hubiera visto, y que después tiene más fuerza y escribe mejor.

Mientras tanto, D. Bernardo, de malísimo talante, no tanto por la travesura de su hijo como por las incorrecciones de su esposa, sirvió la sopa a todos los comensales, llenando también el plato de aquélla y el de su hija ausente. Al llegar al de Enrique, dijo en tono perentorio: Niño, ven a sentarte a la mesa. Pero Enrique se hizo el sueco y siguió gimiendo y pataleando a ratos.

¡Señor alférez! ¡Señor capitán! grita Carmelita toda temblorosa, agitando los brazos, la mandíbula inferior, desdentada, batiendo contra la superior, desdentada también, con un estremecimiento particular. ¡Señor capitán, téngase por Dios! ¡Por la Virgen del Amor Hermoso!... ¡Pare! ¡pare!... ¡pare! ¡Sooó! exclama Paco. Pero el capitán es sueco y sigue apretando.

Pero aun así, ¡qué angustias no la hacían sufrir aquellos extranjeros rubios y antipáticos que tenían la audacia de leer la Biblia a su modo y en su lengua, sin creer en Su Santidad, ni ir a misa!... Montenegro conocía uno de los últimos disgustos de la piadosa señora, que le habían relatado los criados de la casa. Los Dupont tenían un viajante sueco, el mejor agente de su negocio.