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Actualizado: 30 de junio de 2025
Anduvieron por el bosque y por el Jardín Zoológico. Miss Mary arrastró a Lita en su cochecito, páranse ante las jaulas de los animales. Lita adoraba los animales. Y ese día, a pesar de su deseo de reanudar cuanto antes la labor, tuvo más gusto que nunca en ver leones, jirafas, avestruces, serpientes, de cuánto Dios crió.
Ya se podía andar por las carreteras sin peligro; el carlismo seguía por la fuerza de la inercia, defendido débilmente y atacado más débilmente todavía. La única arma que se blandía de veras era el dinero. Martín, viendo que no era difícil recorrer los caminos, tomó su cochecito y se dirigió hacia Urbia una mañana de invierno.
Adivino desde aquí que su cochecito tirado por los tres hombres-caballos debe estar rodando á través de la capital desde el principio de la mañana. ¡A saber lo que habrá tramado el temible poeta!...
Oye, maridito mío: tú que eres tan bueno, ¿por qué no das un paseo al bebé en su cochecito? El último que ha nacido, ¿sabes? el que lleva el número setenta y dos. Ya ves, alma mía, que, sola como estoy, no puedo llegar á cuidarlos á todos. Y el trabajador infatigable, procreador de un mundo entero, debía poner la mesa, lavar los platos y pasear al recién nacido en un cochecito de su invención.
No eran las muñecas sólo lo que le llevaban los niños, porque ese caballero de la lámina que mira a la diosa con cara de emperador, le trae su cochecito de madera, para que Diana se monte en el coche cuando salga a cazar, como dicen que salía todas las mañanas. Nunca hubo Diana ninguna, por supuesto.
Miss Mary, la niñera inglesa, llevó a Lita a la plaza, en su cochecito de manos, con sus hermanitos y sus primos. Más ella no se divertía en la plaza, porque no podía correr detrás de un arco como los demás niños y porque siempre veía las mismas casas, los mismos árboles, la misma gente.
Eran las cinco de la mañana cuando partíamos de Lungern al dia siguiente, en un ligero cochecito, orillando sucesivamente los valles de Lungern, Sachseln y Sarnen. La excursion al traves del pueblo de Sachseln es realmente encantadora. Los grupos de manzanos, perales y ciruelos alternan con los de cerezos, nogales y otros árboles en la mas graciosa confusion.
Pero este cochecito, de ruedas doradas, era tirado por seis mujeres, por seis hermosas mujeres, todas ellas célebres, y cuyos retratos figuraban lo mismo en los grandes diarios ilustrados que en los frascos de esencias ó en las cajas de fósforos. El profesor extremó su regocijo. Notaba la satisfacción con que el pianista insistía en este detalle de su entrada triunfal.
El tranvía ha parado en la esquina.... ¡Si son «las magistradas»! ¡Ay, y también el papá de Andresito, guiando su charrette...! ¡Si parece que se han dado cita! ¡Todos a un tiempo...! ¡Venid, Conchita, mamá! ¡Mirad qué guapo está el señor Cuadros guiando su cochecito! ¡Parece que en toda su vida no haya hecho otra cosa...!
Desembarcamos en Neuhaus, á poca distancia de la desembocadura del Aar, y allí tomamos un cochecito que nos condujo en veinte minutos á Interlaken, pasando por Unterseen, situado en el centro del valle de Baedeli, es decir del istmo que media entre los lagos de Thun y Brienz.
Palabra del Dia
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