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Dentro de un rato iré a verla, para que me pruebe unas cosillas, y te llevaré conmigo. ¡Atiza...! ¿No está allí Luciana...? RAQUEL. No... ¡Ya no vendrá...! Está prometida, y su maridito no quiere que en lo sucesivo vea a ningún hombre desnudo. SOFÍA. ¡Bah! Después de todo, no tenía ni pizca de talento. ¿Con quién se casa...?

Buenos días, cielito mío, dijo Lorenza. ¿Has dormido bien después de la agitación de anoche? ¡Cuidado que te pusistes chispo, maridito, después de comer! ¿Yo? dijo Maugirón, yo estaba fresco como una lechuga. El que estaba un poco... tocado era Tragomer. ¡Qué cosas nos contó, ese monstruo! Si, hablemos de lo que nos contó... Hizo sus confidencias á Marenval. Á nosotros nos puso en la puerta.

Pero este fraseo pueril no había perdido el poder de conmoverle profundamente, anulando su voluntad. ¡Buenos días, mi cocó!... Me he levantado más tarde que otras mañanas; debo hacer algunas visitas antes de ir al Bosque. Pero no he querido marcharme sin saludar á mi maridito adorado... Otro beso, y me voy.

Oye, maridito mío: que eres tan bueno, ¿por qué no das un paseo al bebé en su cochecito? El último que ha nacido, ¿sabes? el que lleva el número setenta y dos. Ya ves, alma mía, que, sola como estoy, no puedo llegar á cuidarlos á todos. Y el trabajador infatigable, procreador de un mundo entero, debía poner la mesa, lavar los platos y pasear al recién nacido en un cochecito de su invención.

No veían a su maridito. ¡Quién sabe lo que estaría ocurriendo en la otra banda del buque o en la cubierta de los botes! ¡Con tantas malas mujeres que venían en este viaje! ¡No haber un vapor limpio de tentaciones, sólo para personas decentes! Y corrían sin saber adónde, como si hubiese sonado de pronto la señal de alarma.

«Todavía, todavía dijo la cuitada con lúgubre tristeza , no , no ... Quizás no haya nada... Me pasan cosas horrorosas... No me pregunte usted. Eso se queda para , para sola. Permítame usted que no diga una palabra más. Mi buen maridito es una alhaja... pero no me corresponde a contar sus proezas... Demasiado públicas son por desgracia... No se ría usted de si me ve llorar.