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Actualizado: 27 de mayo de 2025


El tercer oficial había salido de su camarote casi desnudo, restregándose los ojos soñolientos. Caragòl estaba en la popa, mostrando su abdomen bajo el revoloteo de la suelta camisa y llevándose una mano á las cejas á guisa de visera. Lo veo... lo veo perfectamente... ¡Ah, bandido! ¡hereje!

No estoy buena dijo la mujer mística restregándose entrambos ojos, como si los tuviera doloridos por la vigilia ó cansados de mirar. Siento un calor aquí dentro ... y una agitación ... Pero es del ayuno, hermana; es del ayuno. Pues debe usted moderarse. Descanse unos días. , lo haré, y esta semana no rezaré oración doble, como hasta aquí, y suprimiré horas por la noche.

Señorito, señorito... ¡Eh! ¿qué hay? dijo restregándose los ojos. Vamos a apagar. Bueno... ¿Sabe V. si está en la sala de juego el Sr. Merelo? Me parece que , señor. Se fue hacia allá y encontró a su amigo ganando bastante dinero. Al verle entrar, Merelo le dirigió una sonrisa alegre y expansiva; bien claramente se entendía que en aquel instante no le importaba mucho que Miguel se fuese a matar.

En la escalera nos tropezábamos con el colega del segundo cuarto, quien subía restregándose los ojos; se le entregaba la calabaza y el Plutarco.

Al oír la campanilla, acudió la chica dando traspiés y restregándose los ojos. Doña Lupe no dijo más que: «a la cama todo Cristo». Era muy tarde y Papitos tenía que madrugar. El sobrino y la cocinerita entraron sin hacer ruido en sus respectivas madrigueras, como los conejos cuando oyen los pasos del cazador. vii

Estaba escrito que Adolfo Itualde iría aquella mañana de sorpresa en sorpresa... Leyó las primeras líneas de la carta, las volvió a leer, las releyó de nuevo, restregándose los ojos con la mano como si no viera bien, frunció el ceño y prorrumpió en un: ¡No puede ser!... ¡No puedo ser!... Como electrizadas de curiosidad y de alarma, Laura y Coca preguntaron a un tiempo: ¿Qué?...

En ese instante Lorenzo se retiró de la ventanilla y se acomodó en su asiento; Ricardo hizo lo propio, y Melchor continuó un momento esperando, deliberadamente, que ellos solos iniciaran alguna conversación, como lo hizo Lorenzo, diciendo: Linda mañana, ¿eh? ¡Hola! exclamó Melchor, sentándose a su vez y restregándose efusivamente las manos. ¿Conque ya encontramos algo lindo?

Recibiéronle ambos personajes de igual a igual, y con grandes extremos, y después de una corta conferencia, tornó a salir Claudio Molinos muy apresurado. Martínez salió también con gran pachorra, inclinada la cabezota, y las manos y el bastón a la espalda, y quedóse el gobernador muy satisfecho, restregándose las manos chiquitas y regordetas con alguna que otra uña no limpia del todo.

Mañana temprano, tío; deseo sorprender al cura. ¡Ah! me quedaré a dormir en la casa parroquial. Bueno. Te mandaré el coche a C *, de aquí dos días. Trata, pues, de hallarte allí de vuelta, pasado mañana a las tres. Y me miró atentamente por bajo de sus espesas cejas, restregándose la barba con aire preocupado. ¿Estás enferma, Reina? No, tío.

Maltrana se exaltaba con sus propias palabras, y conmovido al recordar lo que debía a su compañera, inclinaba la cabeza, interrumpiendo su voz con el estertor del llanto. La vieja, viendo llorar al nieto, lloraba también, restregándose los ojos con la punta del delantal. Tienes razón gemía . Hay que hacer algo por ella. Así deben ser los hombres. Bien se ve que la quieres.

Palabra del Dia

ancona

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