Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de mayo de 2025


Nada más delicioso que el cambio de temperatura a medida que se asciende. Desde la línea tropical venimos respirando una atmósfera abrasadora que se ha hecho en La Guayra casi candescente. En la montaña, el aire puro refresca a cada instante y los pulmones, no habituados a esa sensación exquisita, respiran acelerados, con la misma alegría con que los pájaros baten las alas en la mañana.

Rueda, bañando mi mejilla helada, lágrima temblorosa y vacilante; pára al tocar mis labios un instante, y refresca su piel seca y quebrada. Contigo va de la mujer amada el último recuerdo delirante; contigo va de mi ambicion gigante la ilusion ántes muerta que soñada.

Entonces el aire del mar refresca el aire abrasador; los negros extienden la tienda rayada sobre la terraza, y uno, tendido sobre un muelle cojín, aspira el vapor del tabaco levantino, que se perfuma al atravesar un agua de rosas y de lilas, y después, una hermosa joven de Candía o de Samos, se arrodilla ante uno ofreciéndole ruborizada un sorbete helado en una copa ricamente cincelada.

El termómetro lo confirma, Lorenzo; a las diez marcaba 39 grados. ¡Cómo estarán en Buenos Aires, ché, Melchor! Ya ves... y decías que es preferible vivir allá. Con todo, ché: los ventiladores... los baños... los helados... En cambio aquí refresca a las tardes, y las noches son siempre soportables, cuando menos. ¿Lloverá hoy? preguntó Ricardo.

Vengo huyendo de las tertulias de mi casa, que más que tertulias son un cónclave de clérigos, frailucos y enemigos de la libertad. Allí no se va más que a hablar mal de los periodistas y de los que quieren Constitución. No se juega, Gabriel, ni se baila, ni se refresca, ni se hablan más que sosadas y boberías... De todos modos, es preciso que vengas a mi casa.

Después se coloca el quitasol debajo del brazo, y por la calle del Oouro, con saboreada pachorra, deteniéndose a contemplar a la señora de sedas más rizadas o la victoria de arreos más lustrosos, alarga sus pasos hasta la tabaquería de Sousa, en el Rocío, donde bebe una copa de agua de Canecas, y descansa hasta que la tarde refresca.

¡Amásteis á mi madre! La amé... ¡oh! , como yo podía amar á una mujer que había conocido amando á otro, con toda mi caridad, y cuando digo con toda mi caridad, digo con todo mi corazón; la amé... ¡oh! , mucho, mucho... pero era un amor que no me inquietaba... porque nada quería... más que proteger á tu madre... consolarla, y protegiéndola y consolándola, y viéndola vuelta hacia como su único consuelo... mi amor recibía toda la recompensa que podía recibir... y al mismo tiempo... aquel amor puro, tranquilo... aquel cuidado de una pobre enferma, me alentaba... me reconciliaba con la vida... cuando perdí á tu madre, me encontré solo... salí del panteón con el corazón oprimido... por el momento no pensé en nada... pero luego... el frío de las noches de invierno, la lluvia, refrescan la sangre, y cuando la sangre que arde se refresca, el pensamiento se calma y la razón sobreviene... pensé y vi que no estaba solo en el mundo... que vivías ... que te habías quedado sola en tu cuna... tenía una hija... una hija de quien Dios me encargaba... y yo no tenía dinero... no esperaba tenerlo en mucho tiempo, porque había empeñado mi soldada por mucho tiempo... para enterrar á tu madre.

Ella vela el sueño ella aletarga dulcemente nuestro espíritu con el cadencioso susurro del cundiman ó el mimoso mata-mata; ella refresca nuestro ardoroso cuerpo con el paypay ó el pancag; ella nos rodea de una perfumada atmósfera con las hojas del ilang-ilang ó las blancas sampaguitas; ella, si nos ve tristes, dice en su sencillo y poético lenguaje que el cielo tiene nubes; ella, paloma del Oriente, arrulla á su amante con sus palabras, sus caricias, sus canciones, mas ... en estos momentos de abandono, sin saber por qué, sin causa ni motivo alguno, cesan sus caricias y callan sus pasiones.

La tarde estuvo como la mañana serena y alegre, sin pizca de calor; porque la brisa del Nordeste en Sarrió, como en todos los puertos del Cantábrico, refresca deleitosamente los ardores del sol en los meses de estío. Las romerías pertenecían a todas las clases sociales, pero muy particularmente a los artesanos. Gracias a esto no habían perdido nada de su primitiva alegría y animación.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando