Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de junio de 2025


Tirso: ¿quieres vivir con nosotros como hermano, sin acordarte para nada de que eres clérigo? No. Entonces, vete y feliz, si puedes. No exijo, aunque lo mereces, que salgas ahora mismo de casa. Mañana podrás ver a papá por última vez, aunque no creo que te importe gran cosa; pero nada le digas. Luego, te marchas cuando quieras y envías por tus ropas.

Vuestra Majestad, respondió Don Juan, no he querido matar el jabalí; he querido traerlo vivo al palacio; pero esos soldados lo han matado cobardemente. Eres muy valiente, Don Juan, y mereces por esposa la 50 princesa mi hija. Le dieron un cuarto en el palacio y después de algunos días se celebraron las bodas. La princesa no sabía que se casaba con un pobre zapatero.

Con que resignarse, hijas mías, que por ser cabras no ha de abandonaros vuestro pastor; tomad ejemplo de las ovejas con quien vivís; y , Fortunata, agradéceme sinceramente el bien inmenso que te doy y que no te mereces, y déjate de hacer melindres y de pedir gollerías, porque entonces no te doy nada y tirarás otra vez al monte. Con que, cuidadito...».

Sólo hago constar un hecho. Eres terca, caprichosa y un poco egoistilla; pero así y todo no mereces que te hagan desgraciada. Con todos esos defectos te haces, sin embargo, querer. ¿Sabes por qué?... Por la inocencia... Eres una niña. Tu terquedad, tus caprichos y hasta tu egoísmo, en vez de inspirar repugnancia, hacen sonreir.

Vete a la hacienda, ya verás. Luego que el señor Fernández te conozca te ha de querer mucho, mucho, porque te lo mereces todo. Me das lástima; ¡da lástima que vayas a servir en casa ajena! Yo siempre le pedí a Dios que te librara de eso... pero, ya lo ves, ¡no hay remedio! El dispone otra cosa. Y esto me lo decía impulsándome a salir, y abriendo la puerta.

Esto causó cierta impresión en el viejo, y mientras las niñas, de pie junto a la cama, contemplaban con el ceño fruncido y los labios apretados la agonía del pobre enfermo, don Juan dijo a su hermana en voz muy baja y titubeando como si se arrepintiera de su debilidad: Óyeme, Manuela; por ti no haría nada... no lo mereces; pero a la vista de esas pobres chicas me siento débil y no quiero que mi conciencia cargue con un remordimiento.

Eso lo dices porque aún me tienes coraje; pero no es cierto... Ven acá, guasona, ven acá que te un mordisco por esas palabrillas amargas que has soltado... Ni tienes vergüenza ni mereces que te mire á la cara... Al mismo tiempo le tomó una mano, y con el otro brazo le enlazó cariñosamente la cintura para sentarla sobre sus rodillas. Pero la joven se soltó bruscamente.

Negó y lloró tan sólo, argumento que el realista tomó como la última expresión de la hipocresía y el engaño. Prepárate, Clara, á salir de aquí. No mereces los sacrificios que he hecho por ti. A ver si ahora compras florecitas y arreglas cintajos para coquetear en la ventana. Vas á vivir de aquí en adelante en compañía de unas personas cuya protección no mereces tampoco.

Nunca lo habia oido, respondió Candido; pero, séalo ó no lo sea, yo no tengo pan que comer. Ni lo mereces, replicó el otro; anda, bribon, anda, miserable, y que no te vuelva yo á ver en mi vida.

Al ruido de los gritos, un veterano, un sargento, salió apresuradamente de una posada cercana. Era un guía antiguo, que comprendió en seguida de lo que se trataba, y, sin inútiles reflexiones, arrebató la carne a la bestia feroz, diciéndole: ¡Te mereces que no te den nada!... ¡Ahora lo partiremos y haremos diez porciones!

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando