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Actualizado: 29 de junio de 2025
Al ver reclamado su auxilio por la desesperación maternal, creyó don Marcelo que debía intervenir, y habló al comandante. Conocía mucho á este mozo no recordaba haberlo visto nunca y le creía menor de veinte años. Y aunque los tuviera añadió , ¿es eso un delito para fusilar á un hombre? Blumhardt no contestaba.
Concha se incomodó: ¿Lloras por el pelito?.. ¡Qué lástima de azotes!... No tienes tú la culpa, sino los que te crían como una princesita siendo tanto como nosotras... digo, menos que nosotras añadió por lo bajo, que al fin tenemos padres. ¡Vamos, Concha, déjala!... No hagas caso, monina, que pronto tendrás pelo otra vez dijo María con acento maternal.
Las madres burguesas, con el gesto melancólico de la que ha malgastado torpemente su existencia, aconsejaban á las hijas: «Para casaros que sea con automóvil y collar de perlas.» Y más allá del matrimonio modesto se prolongaba este deseo, robustecido por el consejo maternal.
Espero que tendremos el gusto de verlo otra vez... ¿No es verdad? ¡Oh, sí, señora! En casa todos tendríamos mucho placer... ¡supongo que todos! ¿Quiere que consultemos? se sonrió con maternal burla. ¡Oh, con toda el alma! repuso Nébel. ¡Lidia! ¡Ven un momento! Hay aquí una persona a quien conoces. Nébel había sido visto ya por ella; pero no importaba. Lidia llegó cuando él estaba de pie.
El último y maternal servicio que la buena señora le prestara, había puesto el sello al cariño que, con su conducta prudente y afectuosa, había sabido inspirarle. El duque de Tornos se volvió a Madrid, poco después de la desgracia sobrevenida a sus amigos.
Yo también lo soy. ¿Eres huérfana? También soy huérfano. El cariño maternal no ungió nuestra frente con sus besos envidiables. Ámame. Nada puedo ofrecerte de cuanto el mundo codicia y aplaude, ni riquezas, ni poder, ni gloria. Pongo en tus manos mi corazón, mi pobre corazón trémulo de amor. Al dejar el libro en que leía yo, levanté los ojos para mirar a la doncella. ¡Nunca más hermosa!
Ella le felicitó sonriente y maternal por sus versos, que indudablemente no había leído, y por su drama, que no conocería nunca. Casi era un grande hombre. ¡Cómo podía imaginárselo así cuando le había visto por primera vez en París!... Además, me han dicho que es usted un grandísimo «golfo». Ojeda se inclinó sonriente, con exagerada cortesía. Y usted también, según dicen, parece un poco «golfa».
A su madre, que se oponía con ese ciego cariño maternal que no quiere encontrar rivalidades en el amor al hijo y por celos estorba muchas veces su felicidad. El mal que causase siguiéndola a ella no sería irreparable. Huirían juntos; pasearían su amor por el mundo. Y Leonora, cabizbaja, repetía débilmente: No; estoy resuelta. Partiré mañana sola.
¡En nombre del Cielo, querida! ¿Qué tienes? gritó. No me hallaba en estado de proferir una palabra. Pero ella, con un movimiento maternal, tomó una gruesa manta de lana, me envolvió en ella y me colocó en su regazo, aunque yo ya era más grande que ella. Vamos, confiésate, tesoro mío. ¿Qué ocurre? me preguntó acariciándome las mejillas.
Todos los deseos del de Luzmela quedaron atados en su testamento, dentro de la rigidez del derecho legal, con sólida habilidad y previsión, y doña Rebeca hubo de someterse con aparente comedimiento a las disposiciones de su hermano y fingir que cobijaba a Carmen en regazo maternal.
Palabra del Dia
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