Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de julio de 2025
¡Casarnos! ¿y para qué?... Eso es para otros. Quiéreme mucho, niño mío, ámame cuanto puedas... Yo sólo creo en el Amor. Pero bebé, ¿cuándo llegamos a la isla?... Me fatiga estar en este banco, lejos de ti, viendo esos bracitos míos, cómo se cansan de tanto darle a los remos. ¡Un beso!... ¡aunque te enfades! Eso te refrescará.
Quedito, muy quedito, temeroso de que alguno me oyera, decía yo el nombre de la dulce niña, como si ella estuviera cerca de mí y pudiera escucharme y fuese yo a decirle: ¡Angelina; te amo, te amo! ¡Ámame! ¿Eres desgraciada? Yo también soy desgraciado. Vivamos uno para el otro; seamos, como dice el poeta: Dos almas con un mismo pensamiento Y palpitando acorde el corazón.
¡Es tan triste sufrir!... Es tan sombrío batallar con el propio sentimiento, que, si no escuchas el acento mío, tal vez con la punzada del estío no me dure la vida ni un momento. ¡Oh! escúchame... ¡Aquí estoy! Solo, perdido en mitad de mi obscuro derrotero... Y aunque procuro, loco, dolorido, desterrar mi pesar con el olvido, ya no puedo luchar... ¡Amame o muero!
La de ellos constará acaso en antiguos pergaminos, pero la mía consta en documentos fehacientes, redactados veinte siglos antes de que el pergamino se inventase, y muchos más siglos antes de que en Austria se usara y se contara entre los recados de escribir. Ámame, repito, y ten fe y esperanza en mi amor. No necesitas buscarme, sino aguardarme.
Conténtate por ahora, con saber que el venerable padre jesuita mi catequizador, me puso al bautizarme, el sevillano nombre de Isidoro. No seas voluble: ámame y no me olvides: no te enamores de ninguno de esos dandies de la Hof-Adel o nobleza palatina de Viena: persuádete de que mi nobleza es por lo menos tan clara y sin la menor duda muchísimo más rancia que la de ellos.
¡Oh! mi único amigo, exclamó llorando la joven, ¿qué me queda fuera de ti? ¿Con qué puedo contar más que con tu ternura? ¡Ya ves qué desgraciada soy y cuan injustamente ... ¡Ámame mucho, para consolarme de tantas tristezas! ¡Te amo! ¡Te amo! querida mía, con toda mi alma. No tengo más que á ti y á mi buen padrino ... ¡ Oh, sí! Te amo y yo haré que todo lo olvides.
Yo también lo soy. ¿Eres huérfana? También soy huérfano. El cariño maternal no ungió nuestra frente con sus besos envidiables. Ámame. Nada puedo ofrecerte de cuanto el mundo codicia y aplaude, ni riquezas, ni poder, ni gloria. Pongo en tus manos mi corazón, mi pobre corazón trémulo de amor. Al dejar el libro en que leía yo, levanté los ojos para mirar a la doncella. ¡Nunca más hermosa!
No dejes de escribirme, te lo ruego, y ¡ámame, ámame como yo te amo! Piensa que he sido muy desgraciada; que estoy sola, casi sola en el mundo, porque el santo anciano, que ha sido para mí un verdadero padre, vivirá poco, y el día que me falte.... Antes de conocerte él era mi único amor, y me decía yo: mientras mi papá viva yo viviré, después... ¿para qué?
Yo te declaro que, al ver tu imagen y al leer tus palabras, he descubierto en ti las sesenta y cuatro aptitudes y te he entronizado en mi corazón como reina y señora y he reconocido en ti mi Padmini, sin cuyo amor no podré tener nunca bienaventuranza. Ámame pues, como yo te amo, y hazme dichoso como quiero yo que tú lo seas. Nada puede oponerse a nuestra unión futura. La distancia importa poco.
Durante todo este coloquio, doña Inés miraba por la claraboya, y a menudo sentía la comenzón de tomar parte en él, hablando desde allí; pero el temor de lo ridículo enfrenaba su lengua. Don Andrés perdió entonces su circunspección y su calma. No pudo contenerse más. Ámame dijo. Y se abalanzó a Juanita y la ciñó con fuerza entre sus brazos.
Palabra del Dia
Otros Mirando