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Los calomelanos y revulsivos no daban resultado alguno. Tenía el pobre niño las piernas abrasadas á sinapismos, y la cabeza hecha una lástima con las embrocaciones para obtener la erupción artificial. Cuando Rufina le cortó el pelito por la tarde, con objeto de despejar el cráneo, Torquemada oía los tijeretazos como si se los dieran á él en el corazón.

: Cristeta era romántica, como casi todas las mujeres españolas; y de igual suerte que en un aduar de negruzcos gitanos se puede descubrir un niño sonrosado de pelito rubio y rizoso; a semejanza del grano de oro que corre arrastrado entre el légamo y las toscas piedras del río, así en aquel teatrucho donde toda obscenidad tenían su asiento, vivía ella cercada de ex vírgenes andariegas y mamás alquiladizas, esperando, no el chocar de los centenes ni el crujir de las sedas, sino la voz de un hombre que murmurase en su oído: «¡Quiéreme

La nariz era perfecta. «Narices como la mía, pocas se ven»... Y por fin, componiéndose la cabellera negra y abundante como los malos pensamientos, decía: «¡Vaya un pelito que me ha dado Dios!». Cuando estaba concluyendo, se le vino a las mientes una observación, que no hacía entonces por primera vez. Hacíala todos los días, y era esta: «¡Cuánto más guapa estoy ahora que... antes! He ganado mucho».

Concha se incomodó: ¿Lloras por el pelito?.. ¡Qué lástima de azotes!... No tienes la culpa, sino los que te crían como una princesita siendo tanto como nosotras... digo, menos que nosotras añadió por lo bajo, que al fin tenemos padres. ¡Vamos, Concha, déjala!... No hagas caso, monina, que pronto tendrás pelo otra vez dijo María con acento maternal.

No, si no me enojaba; me reía, créelo, me divertía viéndote entre esa aristocracia, hecho un caballero, una persona decente, vamos, con el pelito sobre la oreja. Ahora te voy a anticipar la continuación de la historia. Pues señor... le hiciste el amor por lo fino, y ella lo admitió por lo basto. La sacaste de la casa de su tía y os fuisteis los dos a otro nido, en la Concepción Jerónima».

ELECTRA. Chist... Lo más seguro es dejarle en tu cuarto hasta la noche. ¡Vaya, que tener yo que ir a esa maldita inauguración! Electra... ELECTRA. ¿Estorbamos, Don Leonardo?... CUESTA. No, hija mía. Me hará usted el favor de esperar un poquito... hasta que yo termine esta carta. Tengo que hablar con usted... ELECTRA. Aquí estaré, señor. PATROS. ¡Y el pelito rizado, y las patitas...!