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Actualizado: 22 de julio de 2025
Impulsado Sir Guillermo por el entusiasmo del triunfo y el ardor del combate, siguió su furiosa carrera y desapareció entre las apretadas filas de los caballeros de Calatrava, que en un abrir y cerrar de ojos dieron cuenta del valeroso campeón inglés.
Luego, la esposa de Gallardo se revolvía furiosa contra el público en sus cartas. Una muchedumbre de ingratos, que ya no se acordaban de lo que el torero había hecho en otras ocasiones, cuando se sentía más fuerte. Gentes de mala alma, que deseaban para su diversión verle muerto, como si ella no existiese, como si no tuviera madre. «Juan, la mamita y yo te lo pedimos.
Las señoras ya no viven en la casa... Las señoras han partido de repente con Karl, su empleado. Y explicaba el resto de esta huída con una sonrisa hostil y maligna. Comprendió Ferragut que no debía insistir. La mujerona estaba furiosa por la fuga de las damas tedescas, y examinaba al marino como un presunto espía, bueno para una denuncia patriótica.
Se acomodó en un banco, volviendo la espalda a la virgen con el gesto de mal humor del que se ve obligado a hacer todos los días la misma cosa, y con una voz bronca, desgarrada, furiosa, que hacía temblar las paredes del santuario, comenzó una melopea lenta, cantando la historia de la imagen y sus portentosos milagros.
El monasterio de la Peñamelaria subsistió á pesar de la furiosa destruccion de que fué teatro la Sierra , y con él permanecerian tambien en pié otros de menos importancia. Sin embargo, la grande afliccion y tubracion de los mozárabes empezaba realmente por este tiempo.
Diana estaba locuaz; continuó hablando, en tanto que María Teresa la seguía en silencio. Te lo aseguro, querida, Alicia está furiosa; no puede negar que eres tú la elegida. Al principio, estábamos siempre todas juntas, no se sabía todavía a cuál de nosotras se dirigirían las asiduidades del señor Martholl.
El toro y el torero se miraron; lió éste el trapo tranquilamente, se echó el estoque a la cara y citó con el pie para recibir. Acudió la bestia, furiosa, y se clavó ella misma la espada hasta la empuñadura. Hubo un grito reprimido de entusiasmo en la plaza. El toro se quedó un instante inmóvil frente al torero, lanzó un débil mugido y se dejó caer desplomado sobre los brazos.
Diana lanzó una ruidosa carcajada; se representaba el chasco de su amiga esperando en vano, en su lindo traje de ciclista, la llegada del caballero que había elegido. ¡Oh! puede usted estar seguro de que Alicia estará furiosa, si le ha esperado; no se lo perdonará nunca.
Esta mañana me decía: «Siempre que ni tú ni mis hijos me falten de este mundo, lo demás poco me importa; mis bienes y mi felicidad están en vuestros corazones.» Después ha rezado conmigo mientras la tempestad bramaba furiosa y rompía las ramas de los árboles. Los pobres aldeanos lloraban en el patio al ver la catástrofe. He leído esta noche Un viaje a los Pirineos, por M. Dusaux.
Todos rieron de la alusión. ¿Tierna?... Está usted en un error lamentable. Yo lo digo por lo que veo ... dijo acercando el rostro al exuberante seno de la viuda ... Y a propósito: ¿qué lleva usted en ese alfiler? ¿es un retrato de familia? El alfiler representaba un mono. No. Fuentes replicó furiosa , es un espejo.
Palabra del Dia
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