Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de julio de 2025
La superiora lanzó una mirada furiosa a Catalina, y al ver que bajaba los ojos, exclamó: ¡Ah! Estaban entendidos. Sí, estamos entendidos contestó Martín .Esta señorita es mi novia y no quiere estar en el convento, sino casarse conmigo. No es verdad, yo lo impediré. Usted no lo impedirá porque no podrá impedirlo. La superiora se calló.
Las pagará todas juntas... Hace poco la Inesita me llamó vil y cobarde por dejar sin castigo esto de anoche, y aseguraba que si ella fuera hombre... estaba furiosa la niña. Por supuesto, yo pienso buscar a lord Gray, y cuando le vea le he de decir «so tunante...», pues... conque márchate... tú también eres buena pieza. Adiós.
Hallándose el tío Traga-santos en esta santa ocupación, asomaron por los caminos de Cabezudo y Barbaruelo numerosas turbas de masas populares que se dirigían hacia Animalejos al furibundo grito de: «¡Muera el tío Traga-santos!», grito que no tardó en encontrar eco en Animalejos mismo, cuya plebe empezó á agitarse furiosa, formando cuerpo con la forastera: toda aquella muchedumbre se encaminó, rugiendo de furor, al cerrillo de San Isidro.
El río parece enfurecerse, aumenta su rapidez, brama, bate las riberas, y de pronto la inmensa mole se enrosca sobre sí misma y se precipita furiosa en el vacío, cayendo a la profundidad de un llano que se extiende a lo lejos, a 200 metros del cauce primitivo. Tal es la formación de Salto de Tequendama.
Una risa loca, aguda, acerada, que parecía rasgar las carnes y puso en conmoción todo el hotel, mientras la artista, con los labios espumeantes caía al suelo y se revolvía furiosa, volcando los muebles, hiriéndose con las metálicas aristas de sus maletas. Don Rafael; los señores de la Comisión de Presupuestos aguardan a usía en la sección segunda. Voy al momento.
¿Acaso es necesario semejante juramento entre nosotros? dijo ella en tono dolorido dirigiéndole, con sus hinchados ojos, una mirada amarga y furiosa. Pero le dejó hacer. Roberto puso la mano derecha de su madre sobre la frente de la muerta; ella la acarició diciendo entre sus sollozos: ¡Lo juro, mi querida! ¡Bien lo sabes tú, tú, que yo ignoraba todo y que jamás te he exigido nada malo!
El niño, que había suspendido el llanto para escuchar a su madre, cuando ésta terminó el repertorio de promesas, volvió a gritar: ¡Quero Ía! No fue posible por ningún medio hacerle desistir de su empeño. La generala estaba furiosa. ¿Pero qué edad tiene el niño? preguntó en voz baja Miguel, que se había aproximado silenciosamente a la alcoba. Tres años.
Usted la ha enterrado en el Zarzal, no le ha dado nunca la menor distracción, y puedo decir que sin mi hubiera crecido y vegetado en la ignorancia y el embrutecimiento, como una planta salvaje y enervada. Le repito que es preciso escribir al señor de Pavol. Esto es demasiado exclamó mi tía, furiosa; ¿no soy yo el ama en mi casa? Salid, señor cura, y no volváis a poner los pies aquí.
No es la muerte la que me espera, sino la vida y el placer... ¡Váyase usted: déjeme sola: él va a venir ahora!... Yo también miré entonces en torno mío, desconcertado: mi mano armada temblaba. Y como en mi mirada había una pregunta, ella la comprendió: ¡Va a venir: soy suya!... La roja llamarada me subió otra vez, más furiosa, a los ojos y a la frente. ¡Cállese usted! la grité.
Palabra del Dia
Otros Mirando