United States or Finland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estaban tan hechas a ser tratadas de aquel modo y habían domado fieras tan espantables, que ya las injurias no les hacían efecto. «Vamos dijo la Superiora frunciendo el ceño ; callando, y baje usted al patio».

¡Amigas!... repitió la diabla frunciendo las cejas . Por más que usted diga, no me puede ver, mayormente ahora que he tenido un hijo y ella no... Y lo que es ahora, ya no lo tiene, está visto... Que no le vueltas. Como Ballester se acercara a la puerta de la alcoba cuando oía reír a la santa, esta le dijo: «Entre usted si quiere divertirse, pues esto es una comedia.

Cuando, súbitamente entusiasmado, intentaba avanzar, ella sonreía con una inocencia maliciosa: «No comprendo... no comprendo». Y si al fin confesaba su comprensión, era frunciendo el ceño y protestando con frío rubor: «Shocking».

¿Cómo estás aquí? ¿Quién te ha dado permiso para entrar? ¿No te han dicho que no subas sin que te llamen? preguntó frunciendo aún más el ceño. Quería darte un beso dijo con voz apagada Josefina. Déjame de besos. Anda, y cuidado con subir otra vez sin mi permiso.

Ella mira al suelo, frunciendo las cejas, y su garganta se hincha y se deshincha acompasadamente. ¿En qué está pensando? le pregunto. Ella se encoge de hombros. ¿Pensar? ¿para qué pensar? responde. Estoy cansada, querría dormir. Y bien, duerma. Pero usted también. Bueno; yo también. Y, me tiendo a medias, como ella, sobre el banco de enfrente. Pero cierre los ojos me dice.

La brisa fresquea; vamos, muchachos, limpiemos el puente. Y en cuanto a los heridos... en cuanto a los heridos repitió golpeando maquinalmente el empalletado con su hacha , les harás llevar a la corbeta, maestro Durand dijo bruscamente. ¿Para...? preguntó éste con aire interrogativo. Ya lo sabrás respondió Kernok con aire sombrío, frunciendo sus espesas cejas.

Al domingo siguiente, cuando don Cándido subió a desayunarse, luego de decir misa, oyó asombrado el rumor que al trabajar producían los picapedreros, y frunciendo el entrecejo, murmuró: «¿Hoy tambiénLa escena que siguió fue igual a la ocurrida ocho días antes. Llamó al maestro, le reprendió más duramente, fue a la alcoba, y dio el dinero para que el taller se despejara.

Del piquete de fusilamiento se destacó un cabo con un revólver en la diestra. «El golpe de graciaSus pies se detuvieron al borde del charco de sangre que se iba formando en torno de la ejecutada. Frunciendo los labios, entornando los ojos, se inclinó sobre ella, al mismo tiempo que con el extremo del cañón levantaba los rizos caídos sobre una de sus orejas.

Si me la hubieran quitado, entonces habría ido con gusto á la selva en tu compañía, firmando mi nombre en el libro del Hombre Negro, y eso con mi propia sangre. Ya te tendremos allí antes de mucho, dijo la dama bruja, frunciendo el entrecejo y retirándose. Pero aquí, si suponemos que este diálogo entre la Sra.

¡Ah! , ¿uno muy urquizista? El mismo. ¡Ah! Adiós, amiguito me dijo el señor curioso, que tanto se interesaba por saber de , tomándome del brazo y deteniéndome mientras mi tía ya pisaba la calle; adiós... cuatro balas merecía éste como el padre agregó en el mismo umbral de la puerta, frunciendo el gesto.