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Actualizado: 19 de junio de 2025


Por entre ellos atravesó orgullosamente Alejandro con su compañera del brazo, y doblando por la calle de Victoria, la condujo hasta la puerta de la casa de sus patrones. Pero la sorpresa de la pareja fue grande, cuando llegaron a la casa de mi tío Ramón; la puerta estaba abierta; la luz encendida en el vestíbulo bajo y en el vestíbulo alto.

Mientras hablaba estaba doblando la carta para meterla en el sobre, y yo me incliné rápidamente y se la quité. Ahora dije poniéndola lejos para que no pudiera cogérmela, soy dueño de sus secretos de usted, señorita Elena.

Hubo un momento en que me pareció ver volar como hojas sueltas entre una nubecilla de humo, aun cuando en los alrededores no había árbol alguno. Pero el viejo macho me dijo que eran plumas, y efectivamente a cien pasos frente a nosotros un hermoso perdigón gris cayó dentro de un surco, doblando su cabeza ensangrentada. Cuando ya el sol quemaba en lo alto, cesó repentinamente el tiroteo.

Ella, la verdad sea dicha, aunque tenía una razonable contestación que dar á aquella pregunta, no se atrevió; y doblando tristemente su obra, fué á sepultarla en la cómoda. Elías no se ablandó por esta prueba de sumisión, y en tono más agrio y severo le dijo al verla tirar de la gaveta: Cuando digo que te has echado á perder....

La muchacha dirigió á Tragomer una viva ojeada y una graciosa sonrisa á Marenval, y doblando su contrata se la metió en el pecho, no sin enseñar como al descuido la batista de la camisa, y se marchó dejando la atmósfera saturada de perfumes. La señora de Campistrón se sentó al lado de los visitantes. ¿En qué puedo servir á ustedes, señores? dijo en tono insinuante.

Y la silueta del Cura que caminaba delante de todos, con sus hopalandas negras, con su negro tapaboca arrollado al pescuezo, ¡qué grande me parecía sobre la blancura deslumbradora de la nieve! ¡Y qué solemnidad tan temerosa y elocuente la de aquel silencio de la Naturaleza! ¡Y qué sonido tan débil, tan extenuado y melancólico el de las campanas de la parroquia doblando a muerto sin cesar desde que había amanecido!

Antes de empujar la puerta, que hacía mucho ruido, se le ocurrió ver lo que hacía Luisa en aquel momento. Acercose, pues, a la ventana y miró hacia dentro de la habitación: Luisa se hallaba de pie, junto a las cortinas de la alcoba; parecía muy animada, arreglando, doblando y desdoblando varios vestidos extendidos sobre la cama.

Con mucho gusto, sobrina respondió mi tío doblando inmediatamente su diario. Creí serte grato dejándote entregada a tus pensamientos. ¿De qué vamos a disertar? ¿De la cuestión de Oriente, de economía política, de trajes de muñecas o de las costumbres de los cafres? Todo eso me importa poco, y respecto a las costumbres de los cafres, creo, tío, que tanto como vos.

Yo, indignado, le daba nuevos cartuchos, pilas de monedas de medio real envueltas en papel. Ya estaba vacía la maleta... La turba continuaba rugiendo insaciable. Más ¡vuestra señoría! suplicó Sa-Tó. ¡No tengo más, criatura! ¡El resto está en Pekín! ¡Oh, Buda santo! ¡Perdidos! ¡Perdidos! exclamó Sa-Tó, doblando las rodillas. El populacho, callado, esperaba aún.

Y es que no me arriesgo, tengo miedo, y no aprovecho las buenas series como deben aprovecharse, doblando, siempre doblando. Temo que un golpe se lo lleve todo. ¡Si tuviese capital para trabajar!... ¡Si entrase en el Casino una tarde con ciento cincuenta ó doscientos mil francos!... Así hay que ir para dominar á la suerte.

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