Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de julio de 2025
Si en el amor que Fausto inspira interviniese algún artificio o prestigio diabólico, la belleza de este amor, casi toda su poesía, y más aún su ulterior virtud, redentora y santificante, habrían de desvanecerse.
Había sin embargo intervalos en que toda la escena en que ella desempeñaba el papel más importante, parecía desvanecerse ante sus ojos, ó á lo menos, brillaba de una manera indistinta y vaga, como si los espectadores fueran una masa de imágenes imperfectamente bosquejadas ó de apariencia espectral.
La tierra ha de dármelo, mucho antes que el mar, a vosotros, esos tesoros de naufragios que buscáis.... El Caballero se aleja lentamente. Los tres mendigos le miran desvanecerse entre los roquedos de la playa. La Luna parece agigantar la figura del viejo hidalgo y poner un nimbo en su cabeza blanca y desnuda. Una costa brava ante un mar verdoso y temeroso.
Le he visto en el patio en cuanto he llegado; estaba tan emocionado como yo misma: ha venido corriendo, y tan pálido, que llegué a creer que iba a desvanecerse. ¡Ah! ¡Cómo nos hemos abrazado los dos! ¡Pobre hijo mío! Mañana ha de pronunciar un discurso, con motivo de los ejercicios con que los jesuitas tienen costumbre de manifestar en público los adelantos de sus mejores discípulos.
11 Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor. 12 Porque seré propicio a sus iniquidades, y a sus pecados; y de sus iniquidades no me acordaré más. 13 Diciéndolo nuevo, dio por viejo al primero; y lo que decae y se envejece, cerca está de desvanecerse.
Era un rey patriarcal, en el Oriente indeterminado e ingenuo donde gusta hacer nido la alegre bandada de los cuentos. Vivía su reino la candorosa infancia de las tiendas de Ismael y los palacios de Pilos. La tradición le llamó después, en la memoria de los hombres, el rey hospitalario. Inmensa era la piedad del rey. A desvanecerse en ella tendía, como por su propio peso, toda desventura.
De día, por lo menos, adonde quiera que volviese los ojos, veía algo que le hablaba de ella, y volvió a verla como tantas veces la había visto, bañada por los últimos reflejos del sol, contemplando inmóvil el mudo espectáculo de la puesta del sol; y contenía la respiración y el paso, como antes en presencia del cuerpo viviente, temeroso de verla desvanecerse, de perderla. ¡Y había desaparecido, se había desvanecido, la había perdido! ¡Cuántas veces le había oprimido el corazón ese sentimiento de pavor! ¿Era aquel un ser hecho para la vida terrenal? ¡Cuántas veces la había oído decir, hablando de lo futuro, de lo que debía hacer tal día: «¡Sí estaré todavía en el mundo!...» Y Vérod se detuvo sin poder ver nada más, los ojos cargados por el llanto, y su dolor era tan agudo e inefable, que casi se convertía en una mortal voluptuosidad.
El esfuerzo tentado, el abandono completo de sí mismo, la abnegación llevada hasta el martirio ¿de qué servían? Cada día, con toda injusticia, sentía más pesado el fardo de su aislamiento. ¿Por qué también había dejado que aquella pasión lo dominase hasta el punto de quebrantarlo? Juan veía con terror desvanecerse su valor y su fe en el porvenir. Sabía que jamás conocería la felicidad.
En el primer momento no podía hablar y balbuceaba palabras confusas; pero la posesión del precioso documento pronto le devolvió la energía. Dominó su conmoción y exclamó apretando con ansia febril la mano del intendente: ¡Oh Mathys! ¡Si supierais cuán feliz me siento! El más bello sueño de mi vida parecía desvanecerse para siempre y hete aquí que se realiza de golpe. ¡Gracias, gracias!
Aunque la madre amaba á su hija con la intensidad de un afecto único, había tratado de conformarse con la idea de que no podía esperar en cambio sino muy poco: un cariño pasajero, vago, con arranques de pasión, petulante en sus mejores horas, que nos hiela con más frecuencia que nos acaricia, que se muestra besando las mejillas con dudosa ternura, ó jugando con el pelo, ó de otro modo semejante, para desvanecerse el instante inmediato y continuar con sus juegos de costumbre.
Palabra del Dia
Otros Mirando