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Actualizado: 26 de julio de 2025
Assi que no está la falta en las Comedias españolas, sino en los Zoilos Españoles, pareciendoles breve camino y libre de trabajo para conquistar el nombre de discretos la indistinta y ciega murmuracion, y si le preguntays al mas delicado destos que os señale las partes, de que ha de Constar un perfeto Poema Cómico, le sucede lo que á muchos Poetas pintores de hermosuras humanas, pues les atribuyen facciones tan disformes, que si el mas castigado pincel las redugera á platica, no huviera inventado demonio tan horrible Geronimo Boscho en sus trasnochados diabolicos caprichos.»
Allí se está en el límite de dos mundos; de un lado, por encima de los promontorios poblados de vegetación exuberante, aparece el valle frondoso con sus cultivos, sus casas, sus aguas tranquilas, y la bruma indistinta que allá lejos pesa sobre la ciudad; por el otro lado, se extienden las laderas solitarias y el pico bañado en el profundo azul del cielo.
Me apresuré a salir al pórtico para verla; pero se me había adelantado y por la calle, mal alumbrada, vi una figura negra e indistinta que parecía correr, hasta tal punto era rápida su marcha. La seguí, y, sin gran sorpresa, pues un presentimiento me lo había advertido, la vi entrar en casa de la señorita de Boivic.
Había sin embargo intervalos en que toda la escena en que ella desempeñaba el papel más importante, parecía desvanecerse ante sus ojos, ó á lo menos, brillaba de una manera indistinta y vaga, como si los espectadores fueran una masa de imágenes imperfectamente bosquejadas ó de apariencia espectral.
Desde entonces trazan los sabios con la mayor escrupulosidad nuestro árbol genealógico. Empieza el árbol en un ser que llaman monera, término medio entre lo inorgánico y lo orgánico; germen, embrión, elemento primordial de la vida; dotado de una fuerza, de un prurito, de una propensión indistinta a ser vegetal o a ser animal.
Cuando me aproximaba á la torrecilla que se hallaba al fin del pequeño cercado, sentí un débil ruido bajo el soto de ojaranzo; en el mismo instante una forma indistinta se desprendió del follaje. Sentí un desvanecimiento repentino, mi corazón precipitó sus latidos, y vi al cielo llenarse de estrellas. ¡Margarita! dije tendiendo los brazos.
Palabra del Dia
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