Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de julio de 2025


Lo ... no me ha querido nunca; ¿no es verdad? A mi vez tardé en responder. ¿Qué podía decirle de aquel padre que no había tratado de verla en doce años? Protesté, sin embargo, lo mejor que pude. Juro a usted que, al saber la muerte de la señorita de Boivic, la mayor preocupación de su padre de usted ha sido el no poder hacerla feliz.

La de Boivic era muy devota, y no me extrañaría que hubiera dispuesto de su fortuna, bastante modesta por otra parte, en favor de la gente de iglesia... Tendrá usted que cuidar de que no haya usurpado la parte que me corresponde. Pero, querido maestro, ¿con qué derecho habré de intervenir? Le enviaré a usted un poder en regla.

Era muy vieja, casi octogenaria, y su muerte está en el orden, evidentemente... Por desgracia, no le conozco ningún pariente próximo, y tengo que ejercer derechos como heredero a una parte, al menos, de sus bienes. Su fortuna es la que el señor de Boivic legó a mi madre... ¿comprende usted?

He propuesto que se le haga pasear por París, antes de enjaularla entre las rejas de Sión; pero hay que esperar que esté vestida decentemente y libertada para siempre de aquellas galas enmohecidas en un armario, y que llevaba, sin duda, la señorita de Boivic hace treinta años. Máximo de Cosmes a su hermano. 15 de julio.

He recibido cita, para la apertura del testamento, del notario y de las personas designadas por la muerta como ejecutores testamentarios. La reunión se verificará mañana. Máximo de Cosmes a su hermano. Excepto unas mandas a los pobres, a ciertas obras de beneficencia y a los criados, la señorita de Boivic deja toda su fortuna, unos cuarenta mil pesos, a su sobrina Elena Lacante.

Llegué a Quimper anteayer, a la caída de la tarde, y después de haberme hecho llevar al mejor hotel de la ciudad, lo que no quiere decir que sea bueno, me he dirigido a la casa de la señorita de Boivic, un edificio situado en las cercanías de la Catedral y de aspecto austero y triste, que hace menos sorprendente el encontrar en ella muertos que vivos, una criada en traje rústico y cofia bretona me introdujo en un vasto salón herméticamente cerrado y débilmente alumbrado.

Su niñez, sin embargo, no ha sido muy dichosa. Su antigua criada, Marivette, me ha contado que la Boivic era muy seca y hasta dura para su sobrina, que nunca ha conocido caricias ni indulgencia. La muchacha, sin embargo, tiene tan buen corazón, que siente a su tía como si nunca hubiera tenido que sufrir su mal humor. Nos vamos dentro de dos días.

Mi madre se quedó viuda y se volvió a casar con un antiguo emigrado, el señor de Boivic, que se la llevó a Quimper, donde sus ideas se modificaron poco a poco, pero yo no era ya bastante joven para modificarme a su imagen, y vivía, además, lejos de ella. A ella, pues, y, después, a la señorita de Boivic, debes la educación que has recibido. Mi padre se había vuelto hacia y se sonreía.

Cuando no era buena, me amenazaban con enviarme a su lado. ¿Quién? ¿La señorita de Boivic? ... y también Marivette. Convertido Lacante en el coco, ¿con qué alegría debe considerar esta niña la perspectiva de ir a vivir con él? Le han dado a usted de él una idea muy falsa...

Ya lo he dicho... la pobre criatura estaba sentenciada y la muerte la arrebató al nacer Elena, es el nombre de la niña, a la que mi madre se encargó de educar... Después se la legó a mi tía Boivic, su cuñada, que acaba de morir... ¿Qué voy a hacer con esa muchacha, amigo mío? Es para perder la cabeza. Y se cogió la frente entre las manos con expresión desesperada. Yo no sabía qué decir.

Palabra del Dia

godella

Otros Mirando