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Actualizado: 24 de junio de 2025
Los brazos de la bienhechora trazan imperiosos manoteos; su voz intenta detener á los vehículos que se deslizan veloces. Carcajadas ó palabras de menosprecio contestan á sus llamamientos, y ella, indignada contra los chófers insolentes, da suelta al léxico de su cólera, intercalando con frecuencia la frase más célebre de Waterloo.
Los importunos alados zumban pedigüeños en torno de la cigarra, interrumpiendo su musical embriaguez; pero los más temibles de estos intrusos son las hormigas, bestias de un egoísmo desvergonzado y arrollador. Las más pequeñas se deslizan por debajo del vientre de la cantora, que, bonachona y tolerante, levanta las patas traseras para no estorbar su camino.
Yo tengo grandes sospechas de que si Virgilio viviese hoy, cantaría la trilladora mecánica; pero Virgilio ha muerto, y su arado es como una herencia que les hubiese dejado a todos sus sucesores. ¡El arado virgiliano! ¡El carro venerable! ¡La campiña arcádica, por donde los ríos se deslizan mansamente!... En el fondo, es posible que los poetas tengan razón y que más valiera el que las cosas siguiesen así.
En esa sierra coronada de nieves eternas no he visto mas que el sepulcro de un rey moro; en ese valle cubierto de flores, olas de garzotas y penachos flotando sobre relucientes armaduras; en esos rios que se deslizan mansamente bajo la sombra de los álamos, aguas destinadas á bañar las adelfas y cipreses que embellecen la tumba de los héroes muertos en ese vasto campo de batalla; en esos montes apartados, circuidos de precipicios, tiendas de reyes que vinieron á estender sus pendones de guerra sobre los muros de esta fortaleza; en esa ciudad que está aqui, á la estremidad del valle, reclinada sobre colinas pintorescas, una reina de torneo dispuesta á ceñir las sienes del vencedor con la corona de sus palacios y baluartes.
No te separes de nosotros, hijo mío; quédate al lado de tus amigos, de tus hermanas y de tu anciana madre, a quien tal vez no encontrarás a tu regreso. No vayas a consumir por un vano anhelo de gloria, o abreviar con sinsabores y sufrimientos de todo género los días de existencia que con tanta rapidez se deslizan. La vida, hijo mío, es una gran cosa, y el sol de Bretaña es muy hermoso.
A través del tupido follaje se deslizan aquí y allá algunos rayos que adornan sus vestidos con manchas de oro, ruedan sobre su cuello y sus mejillas, y rozan su frente, poniendo un claro fulgor en su cabellera obscura y rizada. Juan se sienta frente de ella y la contempla con una admiración que no procura disimular.
Y a un lado, al través de un bosquecillo de pequeñas palmas, se deslizan cautelosamente seis ú ocho indios armados de sus lanzas, sus cuerdas y sus mazas y dardos, en persecución de un tigre negro, cuyos ojos chispean y en cuyas garras y contracciones musculares se ven las crispaturas del miedo y de la rabia feroz que dominan á ese gran bandido del desierto, cuando se ve atacado y se dispone á destrozar para defenderse.
Do el viento riza las calladas olas Que con blando murmullo en la ribera Se deslizan veloces por sí solas... que dice Alaejos, exhalaba á lo lejos ténues vapores que la luz de la luna, ahora en todo su lleno, convertía poco á poco en gasa trasparente y misteriosa...
Viendo en Félix un muchacho cortés sin afectación, galante sin lisonja, discreto sin esfuerzo, que sabía hablar de cosas serias sin hacerse enojoso, ser franco sin parecer hipócrita, y comparándole involuntariamente con los demás que la cortejaban, resultó de aquel paralelo que la muchacha llegó a preferirle cuando ya en su alma, sin que ella lo advirtiera, penetraron las sensaciones que al amor preceden, al modo que en una habitación cerrada se deslizan las primeras claridades del día.
Este enternecimiento le recuerda los melancólicos pesares que conturban su alma hace algún tiempo... Un grupo de árboles bajo los cuales hacen la siesta los leñadores después de haber comido; un pueblecillo en que se oye el toque de misa matutina y en que tenues humaredas se deslizan por encima de las techumbres de teja; una casuca campesina con sus ventanas abiertas en que flotan cortinillas blancas, puesta la ropa a secar tendida en la valla y cubriendo la suave colina la viña y el huerto... Todo eso le induce a dulcísimos ensueños de vida rústica.
Palabra del Dia
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