Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
El cálculo de las tías respecto al matrimonio de Ana no se había modificado a pesar de la gran hermosura de su sobrina. Por guapa no se casaría con un noble; era preciso abdicar, dejarla casarse con un ricacho plebeyo. Entre tanto, se necesitaba mucha vigilancia y tener advertida a la niña. En el gran mundo de Vetusta decía doña Anuncia es preciso un ten con ten muy difícil de aprender.
Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto, como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la herencia hubiese sido.
¿Un asunto serio? Sí... Vamos a ver, tío: ¿usted se casaría con una mujer a quien no quisiera? ¡Qué pregunta! El matrimonio a mi edad es un barreno en los fondos, querido. ¿Pero si fuese joven, se casaría?... Jamás. Pues bien, tío... Yo no quiero a Cecilia. ¿Que no quieres a Cecilia? exclamó estupefacto el caballero.
No lo sé me repuso. ¿Para qué quiere saberlo? ¡Aunque lo amara, no me casaría con usted!... ¿Por qué? Porque usted no tiene nada. Yo soy una mujer que amo mucho el mundo y el lujo... Necesito un marido que sea capaz de proporcionarme todos mis gustos... Deje que se presente, y, entretanto, ámeme, siga amándome, le daré todo mi corazón añadió riendo a carcajadas.
¿Me amáis?... Me casé sin amor, y con vos, si pudiera ser, me casaría por tener un noble apoyo. Pero como esto no puede ser, adiós, señor duque, y perdonadme si no estoy más tiempo aquí. Y la duquesa se levantó, saludó profundamente á don Pedro, y salió con su hijo en los brazos.
Al fin llegó la niña al palacio y supo que dentro de cuatro días se casaría el príncipe con la hija de la bruja. Ella se sentó en el jardín, y trató de hacerse pasar por una tonta. Con este motivo se lavaba la cara con barro y hacía otras muchas tonterías. Sacó la gallina de oro y le dió el trigo. 160 Los sirvientes del palacio refirieron esto a su señorita que vino a verlo.
Servirían ustedes a la reina Flavia repliqué, y ojalá pudiese yo hacer otro tanto. Siguió una pausa y después dijo el viejo Sarto, con expresión tan cómica, que Tarlein y yo nos echamos a reír: ¿Por qué no se casaría el finado rey Rodolfo III con la bisabuela aquella de usted, Raséndil? Al grano, al grano le dije. Se trata del Rey actual. Es verdad asintió Tarlein.
Al mismo tiempo, y refiriéndose a Dolorcitas, dijo que ésta se casaría con un hombre de su posición, indicándome de pasada que no pretendiese poner los ojos demasiado alto. Para el señor Cepeda, como para todos los comerciantes de puerto, había, sin duda, la aristocracia de la sangre y la del escritorio, el devocionario y el libro mayor, la espada y la pesa, la coraza y el mandil.
Coca era una chicuela... ¡Había que perdonarle!... ¡Ella creyó estar enamorada de Vázquez, y ahora resulta que no lo estaba!... Tenía que confesárselo, aunque siempre dispuesta a cumplir su compromiso, si él lo exigía... Don Mariano no debía por eso juzgar mal a las mujeres... ¡Era ello una desgracia, una desgracia irreparable, ocurrida a él, tan luego a él, el más digno y generoso de los hombres!... Pero podía distraerse, olvidar, paseando y viajando... ¡Ya se casaría más tarde, puesto que su temperamento era el de un hombre de hogar, y como lo merecía por sus méritos y condiciones!...
Fué recibida la reyna en Babilonia con aquel júbilo con que se recibe siempre una princesa hermosa y desdichada. Entónces Babilonia parecia algo mas quieta: el príncipe de Hircania habia perdido la vida en una batalla, y los Babilonios vencedores declaráron que Astarte se casaria con el que fuera elegido por soberano.
Palabra del Dia
Otros Mirando