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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Como no hay nada á mis ojos mas sagrado que el amor de Dios, la familia, la patria y la libertad, como ví profundamente triste al hombre anciano que acababa de hablar, como supuse que le seria dolorosa la idea de morir, él, tan anciano, dejando á la patria en poder de los tiranos, quise consolarle, quise consolarme á mi mismo, augurando la próxima emancipacion de la heróica y abatida Venecia, le hablé con calor, con pasion, segun mi costumbre, segun mis creencias: y su entusiasmo, nunca muerto, se despertó, y su fisonomía, plegada por el tiempo y el sufrimiento, se dilató animándose, y me tendió una de sus trémulas manos que yo me apresuré á estrechar, y juntos llamamos á Venecia en apoyo de Venecia, y juntos pedimos á Dios la emancipara, y juntos desahogamos el corazon; yo tan emocionado como él.
Sorege entró sin replicar, dichoso por haberlo logrado á pesar de su resistencia, y augurando bien de aquella primera ventaja. Se sentó en el saloncillo sin que nadie se lo indicara y Lea permaneció en pie, con los brazos cruzados y mirándole con aire preocupado. ¿De modo que te has pasado al enemigo? dijo Sorege en tono sardónico. ¿Qué te han prometido para que te vuelvas contra mí?
Estos contestaron que ellos carecían de facultades para reconocer el Gobierno filipino, concretando su misión á la de oir, recoger las fórmulas de la voluntad de nuestro pueblo para transmitirlas fielmente al Gobierno de Washington, quien solamente podía decidir, en definitiva, del asunto, concluyendo así estas conferencias en la mejor harmonía, augurando mejores y más difinitivos días de paz para la fecha en que contestara Mr.
Y con esto termino, augurando á usted rica cosecha de laureles si sigue mi consejo, y reiterándole que soy su afectísimo amigo. COLECCIÓN DE MANUSCRITOS Y OTRAS ANTIG
La Mariposa hablaba de su nieto a todo el barrio, augurando que algún día le verían entre los mandones; el Mosco reconocía en Isidro un talento que se aproximaba al de sus grandes ídolos; el señor Manolo el Federal lamentábase, a sus espaldas, de que un muchacho de tanto mérito no se inscribiese en el censo del partido.
Una vez más dio gracias al Dios bondadoso que quita los estorbos de delante cuando la mezquina previsión humana no cree posible removerlos siquiera.... La satisfacción que le rebosaba en el semblante era tal, que se avergonzó de mostrarla ante Primitivo, y empezó a charlar aprisa, por disimulo, felicitando al cazador y augurando a Sabel un porvenir de ventura en el nuevo estado.
Cierto día, un joven melenudo y de barbuda faz hacía en su presencia desmedidos elogios de Robespierre, declarándose acendrado partidario de su sistema, lamentando su prematuro fin y augurando su rehabilitación como un acto de justicia. Ese grande hombre no ha sido bien comprendido dijo al terminar su perorata. Pero sí guillotinado, afortunadamente replicó el conde de M...
Bringas les palpó, dioles mil besos, lamentándose de no poderles ver, y augurando que ya no les vería nunca. Más lágrimas derramó el pobrecito en aquel cuarto de hora que en toda su vida anterior, y la Pipaón, considerando aquella súbita desgracia que Dios le enviaba, la conceptuó castigo de las faltas que había cometido. Fue preciso al fin sacar de allí a los pequeñuelos.
No hay que enfadarse, caballeros dijo el viejo con vocecilla triste . Ya sé lo que es esto: tómenme ustedes el nombre. Uno de ellos escribió las señas del tío Polo, sin dejar de amenazarle por su torpeza, augurando que iba a costarle cara la fiesta. Rara era la semana que no tenía algún encuentro con los tranvías. A su edad debía quedarse en casa, sin meterse a guiar bestias.
Habló de su primo, augurando resueltamente su negativa.
Palabra del Dia
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