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Actualizado: 19 de junio de 2025


He aquí un comunista melenudo que acaba de despeñarse desde la cúspide de la extrema izquierda para tomar la tribuna por asalto, donde gesticula y vocifera pidiendo la abolición del presupuesto de cultos. Las izquierdas aplauden; el centro escribe, lee, conversa, se pasea, perfectamente indiferente; la derecha atruena el aire con interrupciones.

No, no; y quien lo dijere miente exclamó D. Santiago, dejando caer de plano sobre la mesa sus dos pesadísimas manos . Don Pedro Velarde pasaba por un oficial muy entendido en el arma, y como fué de los que el Rey envió a Somosierra a recibir al melenudo, éste le trató, supo conocer sus buenas dotes, y quiso atraérselo. ¡Bonito genio tenía D. Pedro Velarde para andarse con mieles!

Un estudiante melenudo y tísico llevaba la bandera, «Es la paz lo que deseamos; una paz que una á todos los hombres», cantaban los manifestantes. Pero en la tierra, los más nobles propósitos rara vez son oídos, pues el destino se divierte en torcerlos y desviarlos.

No , no , no exclamó Teodoro, golpeándose el cráneo melenudo con su zarpa de león . , una cosa , y es que no sabemos más que fenómenos superficiales. Señora, yo soy un carpintero de los ojos nada más. Después fijó los suyos con atención profunda en aquello que fluctuaba entre persona y cadáver, y con acento de amargura exclamó: ¡Alma! ¿qué pasa en ti? Florentina se echó a llorar.

Publio Esperoni recibió la noticia sin pestañear, con ostensible incredulidad, tirándose los negros mostachos... Jacinto Luque, poeta barbilampiño y melenudo, tal vez por contradecir a su execrado rival, dijo que la noticia era cierta...

No era éste el único mosquito que zumbaba en torno de las señoritas de la Lage. A las primeras de cambio notó don Pedro que así por los tortuosos y lóbregos soportales de la Rúa del Villar, como por las frondosidades de la Alameda y la Herradura, les seguía y escoltaba un hombre joven, melenudo, enfundado en un gabán gris, de corte raro y antiguo.

En la región azul que representaba el mar, multitud de barquitos precedidos de flechas marcaban las líneas de navegación, y por la gran viñeta de la cabecera menudeaban las locomotoras, los vapores, los faros, y además muelles llenos de fardos, chimeneas de fábricas, ruedas dentadas, globos geográficos, todo presidido por un melenudo y furioso león y una señora con las carnes bastante más descubiertas de lo que la honestidad exige... ¡Qué silencio tan hondo y suave se aposentaba en la sosegada estancia, y cómo se sentía el ambiente puro del campo!

El «capitán P.» no podía ser sino el capitán Pérez... Y todo el Tandil se conmovió con la noticia. ¿Sería verdad?... ¿Qué harían ahora los Itualde?... Pero nadie se conmovió más que Jacinto Luque, el joven poeta barbilampiño y melenudo, redactor de El Correo de las Niñas. Con su viva inteligencia y su conocimiento del periodismo local pronto sospechó que se trataba de una insidia de Esperoni.

Cierto día, un joven melenudo y de barbuda faz hacía en su presencia desmedidos elogios de Robespierre, declarándose acendrado partidario de su sistema, lamentando su prematuro fin y augurando su rehabilitación como un acto de justicia. Ese grande hombre no ha sido bien comprendido dijo al terminar su perorata. Pero guillotinado, afortunadamente replicó el conde de M...

Y, á propósito: no hay trovador novel ni poeta melenudo que se haya creído dispensado de echar su parrafito á las orillas del manso Guadalquivir, ó del aurífero Darro, ó á las aguas del histórico Guadalete, sembrando aquí y allá bosques y florestas, frondosidad y fragancia, césped y lirios, que así existen donde los colocan los vates, como yo soy arzobispo; en cambio, cuando alguno de aquellos ingenios ha pisado el suelo de la Montaña, en lugar de cantar lo que ella le mostraba, en lugar de darle lo que se le quita para engalanar ajenas hermosuras, se ha ocupado en escribir á «la civilización» si los moradores de aquende comen borona, andan descalzos y gastan los calzones más ó menos remendados, como si se tratara de un aduar de Marruecos ó de la isla de Annobón.

Palabra del Dia

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