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Actualizado: 21 de mayo de 2025
En el otro patio que está mas adelante, al entrar del aposento que llaman de los mármoles, habia por sobrecielo para defenderse tambien del calor, unas velas grandes blancas y azules á tiras; y tambien estaba todo este patio entapizado de otros paños de raz muy ricos, y habia puestas por su órden otras mesas.»
¡Conque junto á esta reja hay una escalera que da á un corredor al que sale una puerta del aposento de mi ingrata amante! es necesario pensar en ello... es necesario que ya que por una locura, por una pasión violenta la he comprometido, la salve; y que la salve sin que nadie medie, con mi ingenio, con mi dinero y con la ayuda de Dios... sí, sí; la honra de doña Juana ha de quedar intacta.
El doctor obedeció y después de besarle la frente salió del aposento. Junto a la puerta estaba Amaury. El padre de Magdalena, sin despegar los labios le llevó de la mano al oratorio de su hija; allí se arrodilló ante la cruz y obligando también al joven a arrodillarse le dijo: ¡Oremos, hijo mío! ¡Dios eterno! ¿Ha muerto ya Magdalena? gritó Amaury. No.
Hablabamos, mi amigo y yo, de cosas indiferentes y triviales. El sol, próximo a desaparecer, arrojaba sobre la tierra una luz cálida y rojiza, y el bochorno que entraba por la abierta ventana parecía esparcirse por todo el aposento.
Era, como después veremos, varón de celo ardientísimo y de natural sobre manera ardiente; con todo eso, á una leve insinuación de sus superiores, desde las Misiones de los Guaranís, donde trabajaba en grandes obras del servicio de Dios y provecho de las almas, se redujo, sin la menor propuesta, á las angustias de un aposento en un colegio, con el empleo de enseñar á los niños los primeros rudimentos de la gramática.
Stein había encontrado en una cómoda, cuya llave le entregaron al tomar posesión de su aposento, una suma de dinero, bastante a sobrepujar las más exageradas pretensiones. Adjunto se hallaba un billete, que contenía las siguientes líneas: «He aquí un justo tributo a la ciencia del cirujano.
Había pensado en mis menores deseos, se había acordado fielmente de mis menores costumbres de otros tiempos para dar a mi aposento toda la comodidad y todo el encanto que se pueden imaginar. Nada faltaba allí, de lo que mi corazón más apreciaba antes.
Me retiré a mi aposento, cambié lentamente el traje negro que me había puesto para la ceremonia por el de casa, dejé pasar, con una impaciencia mortal algún tiempo, y luego abrí silenciosamente la puerta de escape de mi alcoba, y me acerqué, sin causar el más leve ruido, a la otra puerta de escape del dormitorio de Amparo.
Leeds desapareció por una puerta y al cabo de algunos segundos volvió con una caja de madera oscura, carcomida, con algunas inscripciones representadas por aves, mamíferos, flores, cabezas humanas, etc. Señoras y señores, dijo Mr. Leeds con cierta gravedad: visitando una vez la gran pirámide de Khufu, faraon de la cuarta dinastía, dí con un sarcófago de granito rojo, en un aposento olvidado.
Dorotea, á pesar de la fiebre que la devoraba, llamó á Casilda, saltó de la cama, se hizo vestir, pidió una litera, y salió de su casa. Irritado, contrariado, impaciente, cuidadoso, se encontraba don Juan encerrado en un aposento alto de la torre de los Lujanes.
Palabra del Dia
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