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Creí, ansimismo, que ella, si fuera la que debía y la que entrambos pensábamos, ya te hubiera dado cuenta de mi solicitud, pero, habiendo visto que se tarda, conozco que son verdaderas las promesas que me ha dado de que, cuando otra vez hagas ausencia de tu casa, me hablará en la recámara, donde está el repuesto de tus alhajas -y era la verdad, que allí le solía hablar Camila-; y no quiero que precipitosamente corras a hacer alguna venganza, pues no está aún cometido el pecado sino con pensamiento, y podría ser que, desde éste hasta el tiempo de ponerle por obra, se mudase el de Camila y naciese en su lugar el arrepentimiento.

Y dejando esto en este estado, volvamos á Inca Yupanqui, el cual, como hobiese proveido en lo que habeis oido, rogó á su padre que le pisase aquellas insignias de prisioneros que allí le habia traido de Uscovilca, al cual respondió Viracocha Inca, que no queria, si no lo pisaba primero Inca Urco; y á esto dijo Inca Yupanqui, que por ser él su padre y por le tener respeto y dalle obidiencia como á tal su Señor, habia él venido allí á su pueblo á que le pisase aquello, y ansímismo á le rogar que se volviese á su pueblo é ciudad del Cuzco; pues él, como su padre y en su nombre le habia ganado aquel empresa, que quisiese salir de allí y irse á la ciudad del Cuzco y entrase triunfando con aquellos capitanes y cosas de Uscovilca, porque aquella habia sido su intencion é á lo cual habia venido allí; que otra manera, que no tenia él que traer lo quél habia ganado á que lo pisase semejante Inca Urco, su hijo mayor.

Sancho dijo que entrasen ellos, que él esperaría allí fuera y que después les diría la causa por que no entraba ni le convenía entrar en ella; mas que les rogaba que le sacasen allí algo de comer que fuese cosa caliente, y, ansimismo, cebada para Rocinante. Ellos se entraron y le dejaron, y, de allí a poco, el barbero le sacó de comer.

Y estos dias pasados, los padres de la moza é los demás deudos iban al Inca llevándole la tal mujer delante de , vestida de ropa fina tejida de oro y plata fina, los cuales vestidos iban presos por la parte de arriba y junto al pescuezo, con cuatro alfileres de oro de á dos palmos de largo cada uno, los cuales suelen pesar dos libras de oro; y en la cabeza puesta una cinta de oro tan ancha como un dedo pulgar, que casi quiere parecer corona; é ansímesmo llevaba fajada por la cintura una faja tejida con lana fina é oro, en la cual faja iban muchas y diversas pinturas. Llevaba por cobertor otra manta pequeña, ansímismo tejida de oro y plata fina, é de diversas labores, segun su uso de vestido; llevaba calzados en los piés unos zapatos de oro segun su usanza, las ataduras de los cuales son ansímismo de oro; la cual iba muy limpia é peinada é aderezada.

Todo lo cual oido por los caciques, como ellos tenian ansímismo en cuidado lo que así les mandara cuando dél se partieron, luego se pusieron en camino, porque ellos ya tenian junto todo aquel menester para traerlo, y ansí estaban ya en camino; con todo lo cual se partieron é vinieron á la ciudad del Cuzco é trujeron consigo toda la más gente que pudieron.

El licenciado le dijo que le daría a un primo suyo, famoso estudiante y muy aficionado a leer libros de caballerías, el cual con mucha voluntad le pondría a la boca de la mesma cueva, y le enseñaría las lagunas de Ruidera, famosas ansimismo en toda la Mancha, y aun en toda España; y díjole que llevaría con él gustoso entretenimiento, a causa que era mozo que sabía hacer libros para imprimir y para dirigirlos a príncipes.

Y luego mandó que allí fuesen entregados doscientos mozos de servicio del sol; y ansímismo en aquella hora señaló ciertas tierras para el sol, en que sembrasen estos doscientos yanaconas.

Y este bulto acabado, mandó Inca Yupanqui que aquel señor que habia señalado por mayordomo del sol, que tomase el ídolo, el cual le tomó con muchas reverencias, y vistióle una camiseta muy ricamente tejida de oro y lana é de diversas labores, y púsole en la cabeza cierta atadura á uso y costumbre de ellos, y luego le puso una borla segun la del estado de los Señores, y encima della le puso una patena de oro, y en los piés le calzó unos zapatos, uxutas que ellos llaman, ansímismo de oro.

»Yo le dije esto de manera que ella me entendió muy bien a todas las razones que entrambos pasamos; y, echándome un brazo al cuello, con desmayados pasos comenzó a caminar hacia la casa; y quiso la suerte, que pudiera ser muy mala si el cielo no lo ordenara de otra manera, que, yendo los dos de la manera y postura que os he contado, con un brazo al cuello, su padre, que ya volvía de hacer ir a los turcos, nos vio de la suerte y manera que íbamos, y nosotros vimos que él nos había visto; pero Zoraida, advertida y discreta, no quiso quitar el brazo de mi cuello, antes se llegó más a y puso su cabeza sobre mi pecho, doblando un poco las rodillas, dando claras señales y muestras que se desmayaba, y yo, ansimismo, di a entender que la sostenía contra mi voluntad.

Muchas veces, y quizá algunas no en vano, dispararon Antonio y Periandro las escopetas; muchas piedras arrojó Bartolomé, y todas a la parte donde había dejado el bagaje, y muchas flechas el jadraque; pero muchas más lágrimas echaron Auristela y Constanza, pidiendo a Dios, que presente tenían, que de tan manifiesto peligro los librase, y ansimismo que no ofendiese el fuego a su templo, el cual no ardió, no por milagro, sino porque las puertas eran de hierro, y porque fué poco el fuego que se les aplicó.