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Algunos segundos después de la explosión, ya no pensábamos más que en nosotros mismos. Rendido el Bucentauro, todo el fuego enemigo se dirigió contra nuestro navío, cuya pérdida era ya segura. El entusiasmo de los primeros momentos se había apagado en , y mi corazón se llenó de un terror que me paralizaba, ahogando todas las funciones de mi espíritu, excepto la curiosidad.

Por intervalos se nos metía el agua en la cubierta por toneladas; y, como no podía marcharse con facilidad por los agujeros, se formaba una ola que rodaba a derecha e izquierda, y entraba en las, cámaras. ¿Qué hacen esos bestias? pensábamos nosotros . Van a conseguir que el barco se hunda.

Pensábamos darlo por concluído esta tarde. Mucho es, sin embargo. Llegaron cerca de los segadores, que la saludaron llevando las manos á los sombreros, boinas y monteras, que de todo había. La condesa pasó la vista por aquellos rostros atezados y cubiertos de sudor que sonreían rústicamente sin quitarla ojo. Mal día tenéis, amigos míos dijo movida á compasión por la fatiga que revelaban.

Amaury palideció porque vislumbró vivos temores en el acento de súplica del doctor, cuyo rostro iba adquiriendo por momentos una expresión muy sombría. Dígame, papá, ¿qué exige usted de mi? ¿qué quiere usted que haga? preguntó temblando Magdalena. ¿Es que estoy más enferma de lo que pensábamos? ¡Hija mía! respondió el doctor, tratando de esquivar esta pregunta.

He dicho, en cuanto cabe; pues por lo mismo que pensábamos B y no B, germinaba ya en nuestro entendimiento la idea de sucesion y por consiguiente de tiempo.

Ahora, yo remaré dijo Recalde ; no hagas mas que ir achicando. Era tiempo, porque el bote iba haciendo agua; tenía yo los pies y los pantalones mojados. Me puse a trabajar con el achicador, con brío, y conseguí que el nivel del agua dentro del bote disminuyera muchísimo. Pensábamos dar la vuelta al monte Izarra y atracar en la punta del Faro. Cuando se cansó Recalde de remar, le substituí yo.

No lo he querido decir, sino que lo he dicho. Pero no te habíamos entendido. ¿Has entendido a Salmerón, cuando vino a Pilares a pronunciar aquel discurso? Me lisonjeo que . ¿Del todo, del todo? Hombre, del todo.... Pues Salmerón dijo lo que nosotros pensábamos; por eso él y nosotros somos republicanos. Pero lo dijo de forma que sólo le podíamos entender algunos; por eso es filósofo.

Creí, ansimismo, que ella, si fuera la que debía y la que entrambos pensábamos, ya te hubiera dado cuenta de mi solicitud, pero, habiendo visto que se tarda, conozco que son verdaderas las promesas que me ha dado de que, cuando otra vez hagas ausencia de tu casa, me hablará en la recámara, donde está el repuesto de tus alhajas -y era la verdad, que allí le solía hablar Camila-; y no quiero que precipitosamente corras a hacer alguna venganza, pues no está aún cometido el pecado sino con pensamiento, y podría ser que, desde éste hasta el tiempo de ponerle por obra, se mudase el de Camila y naciese en su lugar el arrepentimiento.

Había creído yo que en cierto modo iba a ser un estorbo para la feliz existencia que pensábamos pasar; que los sentimientos más íntimos no debían ser manifestados entre testigos y por lo tanto, juzgaba muy conveniente que ella no viniese con nosotros. »Pero tampoco podía yo dejar aquí sola a la pobre criatura.

Fernández, en la cabecera; cerca de él, a la izquierda, un niño, como de seis años, pálido y enclenque; en seguida una señora que pasaba de los cuarenta, y a la derecha del dueño de la casa, Gabriela. Pase usted, joven; me dijo el caballero con mucha cortesía pensábamos que no llegaría usted y no le esperábamos a almorzar; pero llega usted a tiempo ¿Tendrá usted apetito, no? ¡Ah!