Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de mayo de 2025


Cualquiera otra se hubiera desmayado ante aquella escena; pero ella no estaba de ese humor. Agitada, furiosa, dijo en voz alta: ¡Dame el revólver, yo le mato! Esta frase tuvo un gran éxito. El coro la acogió con risas y muestras de aprobación. Uno exclamó: ¡Olé por la niña de sangre!

Pepa Frías, vivamente agitada, hablaba aparte con Jiménez Arbós, después de haberse enterado, preguntando a algunos banqueros, de que los negocios de Osorio no marchaban bien. No obstante, todos le suponían con medios de hacer frente a sus compromisos.

En seguida examinó al paciente con mano hábil y práctica en este género de operaciones; todo con tanta seguridad y destreza, que todos callaron, y sólo se oía en la pieza el ruido de la agitada respiración del paciente. El señor duque dijo el cirujano, después de haber concluido su examen tiene el tobillo dislocado y la pierna rota, sin duda por haber cargado en ella todo el peso del caballo.

La inagotable verbosidad de la exempleada, las quejas lamentables de su madre, el repique continuo de la campanilla incesantemente agitada, las caras desagradables, hipócritas o malhumoradas, que se sucedían sin interrupción en la ventanilla, esos mil pequeños detalles irritantes por su vulgaridad misma, enervaban su alma, tan fuertemente templada sin embargo, y bajo la calma aparente de sus maneras y la sonrisa forzada de su cara, gruñía una sorda rebelión, una angustia conmovedora como la llamada del desgraciado que se ahoga.

La liebre en medio de su vida agitada y el murciélago que vive envuelto en tinieblas, son tiernísimos para su familia; y hasta los crustáceos, los pulpos, se quieren y se auxilian: cuando se pesca la hembra, el macho se precipita sobre ella y déjase agarrar.

Mirándola se creía ver un relampagueo de reflejos temblorosos, como los que produce la luz sobre la superficie del agua agitada. Aquella débil criatura, en la cual parecía que el alma estaba como prensada y constreñida dentro de un cuerpo miserable, se ensanchaba y crecía maravillosamente al hallarse sola con su amo y amigo.

Me refiero á nuestro Administrador, al bizarro y antiguo general Miller quien, después de sus brillantes servicios militares y de haber gobernado por algún tiempo uno de los incultos territorios del Oeste, había venido, hacía veinte años, á pasar en Salem el resto de su honorable y agitada vida.

No comprende usted exclamó con desesperación. ¿Y la humillación, y la vergüenza? ¿No es eso nada para usted? ¿Cómo pensar en eso sin morir? Tal idea me da fiebre... Temblaba y estaba agitada por grandes calofríos. Es preciso absolutamente que yo tenga esas cartas. ¿Se las ha pedido usted al señor Lautrec? , sin duda; y se ha negado a dármelas. Es abominable, odioso...

Entretanto, Agapo no se mueve de este sitio, hasta que la señora de mantón, que a él se le ha antojado ser doña Casilda Vargas, salga de enfrente y pueda confirmarlo o no... Pues, hijo, salió y era, sin sombra de duda... Te diré a qué hora ocurrió el extraordinario suceso: a las cinco, , de cuatro y media a cinco... ¡ah! un detalle: la señora salió muy agitada, y se estuvo un segundo en la orilla de la acera pensativa, y cuando se decidió a marcharse, hizo ademán de secar los ojos o de pasar la mano por la frente, con disgusto o despecho, digo yo... ¿a que se han tirado de los pelos? claro, era de presumir.

Pues así como se hallaba Paca comunicándome estos pormenores, oímos hacia el pasadizo de entrada unos formidables maullidos, que a me parecieron al principio de un gato monstruoso. Después empecé a dudar que fueran producidos por ningún individuo de la raza felina. Ahí está mi marío dijo la cigarrera, levantándose agitada. ¿Su marido? pregunté con sorpresa.

Palabra del Dia

condesciende

Otros Mirando