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Pero noten ustedes cómo en medio de lo ridículo del caso resalta siempre la soberbia y la insolencia del clero... ¡Siempre disponiendo de los rayos celestes, como si Dios les hubiera dado a ellos la llave!... Eso es insufrible, y cien veces lo he dicho y lo repetiré otras ciento: la dureza y la intransigencia del clero es lo que está carcomiendo la Iglesia de España.

¡Todo el día en coche! ¡Qué horror! No; se hace una parada para almorzar y... sestear en la posta del «Paso»... ¿Qué te parece, Ricardo, una siesta en pleno campo? ¿El qué?... ¡El qué!... ¿Estás dormido? Estaba distraído. Bueno, ya llegamos; ahora en el tren te repetiré el caso.

El me dice una suma... No la repetiré, porque soy yo el que la ha pagado. Le planteé entonces mis condiciones. Primo: dimisión inmediata. Secundo: obligación de dirigir personalmente los cultivos. Tercio: renuncia al pleito. Este pleito, entablado contra Krakow de Krakowitz, había sido durante años el deporte favorito de mi viejo amigo.

?Para que repetire la relacion de mis dolores? seria en vano. Yo los ignoro, tened la bondad de referirmelos. iBien! por cruel que sea para mi esta confesion, hablara mi dolor. Desde mi juventud, mi espiritu no estaba de acuerdo con las almas de los hombres, y no podia mirar la tierra con amor.

Repetiré aquí lo que me parece fuera de duda que, delante de cada nombre de número, en una época remota, se ponía la partícula enunciativa sa, cuyos rastros vemos en anim. Tenemos por consiguiente que considerar solamente nim al buscar el origen de la voz que denomina la cifra seis en tagalog.

Y ahora, para concluir, yo también tengo que hacer a V. una pregunta por encargo de mi ama, y claro está que repetiré con la mayor prudencia lo que V. diga. Vamos a ver: ¿cuál es el verdadero estado de la señorita Clotilde? Hoy por hoy, gravísimo. Creo, sin embargo, que de esa crisis saldremos adelante; pero de las que vengan luego no respondo; en uno de esos ataques tiene que quedarse.

Quilito se descubrió la cabeza; tenía fiebre. La marea le mojaba ya los pies, y se retiró al otro extremo del tronco: miraba el agua avanzar y decía: Cuando llegue hasta aquí y los faroles del muelle se enciendan, entonces, entonces... Es inútil, será cierto y muy razonable todo eso, pero yo no quiero la vida, lo repetiré cien veces; ni ante mi padre, ni ante Susana me atrevería a presentarme ahora, aunque estuviera seguro del perdón del uno y del amor de la otra.

Muchas descripciones del Leviatan han circulado en la prensa del mundo, y no las repetiré aquí, tanto mas cuanto que no quiero hablar sino de lo que veo. La impresion que me produjo aquel gigante fué la del asombro, y la admiracion hácia el poder de asociacion y de industria de los Ingleses, capaces de emprenderlo todo y de realizar todo lo que emprenden.

En lo más reñido de una campaña política, el elocuente y fogoso coronel Armando, de Siskyon, había hecho un discurso sensacional que fue especialmente taquigrafiado para La Estrella del Norte. En el transcurso de la peroración, el coronel Armando había dicho: «yo, como el sublime Webster, repetiré...» y aquí seguía la cita que no recuerdo ahora.

No repetiré la narración del viaje, tan diferente, sin embargo, del primero. ¡Cómo bajábamos aquellos chorros temidos, Perico, Mezuno, Guarinó, que tantas dificultades presentaron a la subida!