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Aves, peces, brutos, plantas, Astros, signos y planetas Digan, vean y publiquen, Oigan, miren, noten, sepan, Que hay honor contra el poder, Que hay industrias contra fuerza Y que hay en mujeres nobles Vida, honor, lauro y defensa. J. Schulze: sobre El Príncipe constante. Sus restos, llevados á Portugal por el rey Alfonso V, descansan en el convento de Batalha.

En El más impropio verdugo para la más justa venganza, se manifiesta la energía de Rojas en algunas escenas, verdaderamente grandiosas, y que conmueven profundamente; pero, aunque en esta pieza dramática se noten algunas bellezas, peculiares sólo del genio, es, sin embargo, muy defectuosa en el plan y en el desarrollo, notándose en ella, como en otras muchas de Rojas, un empeño absurdo en exagerar lo trágico y lo terrible hasta convertirlo en cruel y antipático.

En mi estante de libros encontrará usted, escondido detrás de los volúmenes de Heine, un cuaderno azul. Guárdeselo usted, sin que los demás lo noten; y cuando lo haya usted leído todo, vaya usted a mi tumba y rece un Padre Nuestro. »Cuide usted de que me entierren al lado de Marta. Mucho la he querido. Ella es quien me arrastra detrás de .

Bueno, cálmate la dije . Aquí el único que sabe tu estado soy yo. ¿Qué piensas hacer? Vale más que te resuelvas pronto, antes de que noten tu estado. ¿Comprendes? , señor. ¿Qué te parece que hagamos? ¿Le escribimos a Juan? Bueno. ¿Sabes sus señas? ; va de Cádiz a Filipinas en un barco. ¿No sabes más? No. Debías enterarte del nombre del barco. Bueno. Ya me enteraré.

Pero noten ustedes cómo en medio de lo ridículo del caso resalta siempre la soberbia y la insolencia del clero... ¡Siempre disponiendo de los rayos celestes, como si Dios les hubiera dado a ellos la llave!... Eso es insufrible, y cien veces lo he dicho y lo repetiré otras ciento: la dureza y la intransigencia del clero es lo que está carcomiendo la Iglesia de España.

, y la ha cumplido usted como ningún otro hombre hubiera podido hacerlo. Cuando vuelvan a verme habré dejado crecer mi barba, sin contar que estaré desfigurado por mi enfermedad. Nadie se sorprenderá de que el Rey parezca tan cambiado. Pero fuera de eso, procuraré que no noten en ningún otro cambio. Usted me ha enseñado a ser Rey.

Suele echarse de menos, en su manera de declamar, el arte de representar los caracteres en todos sus matices más delicados, efecto de un estudio profundo de los mismos, apareciéndosenos, en la mayoría de los casos, como inspiración feliz del momento; y de aquí que, en la impresión total que nos hacen los personajes dramáticos, se noten siempre algunos defectos, aunque este método ofrezca la ventaja de ser opuesta á la frialdad ingénita, al estudio exagerado y demasiado minucioso de esta parte de la mímica.

Nunca, en esos pequeños pueblos nuestros donde los hombres se encorvan tanto, ni a cambio de provechos ni de vanaglorias cedió Juan un ápice de lo que creía sagrado en él, que era su juicio de hombre y su deber de no ponerlo con ligereza o por paga al servicio de ideas o personas injustas; sino que veía Juan su inteligencia como una investidura sacerdotal, que se ha de tener siempre de manera que no noten en ella la más pequeña mácula los feligreses; y se sentía Juan, allá en sus determinaciones de noble mozo, como un sacerdote de todos los hombres, que uno a uno tenía que ir dándoles perpetua cuenta, como si fuesen sus dueños, del buen uso de su investidura.

Hasta los que menos conocen las obras de Tirso de Molina saben perfectamente que él fué el primero que presentó en el teatro la célebre historia de El Burlador de Sevilla y Convidado de piedra, que, por su plan y desarrollo, debe clasificarse entre sus obras menos importantes, aun cuando se noten en ella ciertos rasgos propios sólo de un poeta de primer orden.