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procura enterarte... Paréceme que despliegan ustedes un celo extremado y contraproducente. El celo mío, queridísimo Leonardo, es lo que debe ser. Yo, como amigo de la familia, creí... Cuesta se mete demasiado en lo que no le importa. Es que... como amigo nuestro muy antiguo y leal... CUESTA. Yo también lo soy. Ya está aquí el Marqués. Los mismos; EL MARQU

Los seiscientos mil duros que tu padre me ha entregado al casarme, como están en fincas producen, según puedes enterarte de los libros, unos veintidós mil duros. El gasto de la casa, sin contar con el mío particular, suma bien tres veces esa cantidad.... Saca ahora, si quieres, la consecuencia.

Corriente dijo mi tío entonces . Pues ahora déjame ponerme donde estás; pero repara bien lo que me veas hacer para enterarte mejor de lo que te vaya explicando. Entonces eligió otra de las llaves de su llavero, y, con mano algo temblorosa, la dirigió a un punto determinado de la cerradura de la caja.

El tío vio allí de repente al Bonis de siempre, y se creció, pero sin arrogancia, falsamente conciliador. ¿Quieres ir a ver lo que hay en Cabruñana? Corriente; marcha mañana a las ocho, que es la hora del coche. Ven a mi cuarto, y verás los libros y las escrituras de allá... Todo, todo lo verás. Llevarás lo que necesites, y procurarás enterarte, ¿estamos?

Toma esta esquela, que entregarás a la señora de Maubán. La he escrito en francés a propósito para que no puedas enterarte de ella. Y dile que si tiene en algo la vida de todos nosotros, no deje de hacer lo que en ella le indico. Juan temblaba al oírme, pero no me quedaba elección posible y tuve que fiar en él. No me atreví a esperar más porque temí que el Rey muriese en su prisión.

Bueno, cálmate la dije . Aquí el único que sabe tu estado soy yo. ¿Qué piensas hacer? Vale más que te resuelvas pronto, antes de que noten tu estado. ¿Comprendes? , señor. ¿Qué te parece que hagamos? ¿Le escribimos a Juan? Bueno. ¿Sabes sus señas? ; va de Cádiz a Filipinas en un barco. ¿No sabes más? No. Debías enterarte del nombre del barco. Bueno. Ya me enteraré.

Pues me han dicho que ha tenido grandes pérdidas en estos últimos tiempos.... Allá él exclamó la dama reponiéndose y alzando los hombros con supremo desdén. Es que a ti también te puede chamuscar el pelo, hija mía. ¿Tienes asegurada tu dote? No lo que es eso.... ¿No te he dicho que no entiendo de negocios? Pues en este asunto debieras procurar enterarte.

Contando con lo que piensa detenerse en Londres y en París, calcula que podrá estar en Villavieja, digo en Peleches, a últimos del mes que viene, de agosto... Nada, canástoles: mañana, como quien dice... Toma la carta: puedes enterarte de ella si quieres... ¿Para qué? dijo Nieves inalterable y serena. «¡Para qué!...» ¡Otra te pego!... ¿Para qué se entera uno de las cartas que lee?