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Uno, engañado largo tiempo con sus astucias, la delata á la Inquisición, y, comprendiendo ella que puede costarle la vida su fama de brujería, se empeña en demostrar con la mayor diligencia que sus pretendidas artes mágicas son las cosas más naturales del mundo; todo el afán mostrado antes para que se diese fe á la fuerza de sus filtros, amuletos y ungüentos, lo emplea ahora en probar que eran sólo artimañas y engañifas.

En cambio, y aunque supongo también que otros de mis colegas lo habrán hecho, no puedo menos de discurrir un poco, por vía de Introducción, acerca de los inconvenientes con que tropezamos los autores de estas monografías al pretender clasificar á las mujeres de cada una de las actuales Provincias de España en una casilla aparte, que delimite técnicamente pretendidas variedades de su naturaleza ó de sus costumbres.

Pero cuando Clavel tomó realmente por lo serio las pretendidas observaciones de D. Pantaleón fue cuando éste se valió de un medio ingenioso para convencerse de que los perros distinguían los colores. Cortó cuatro cartones iguales, dos pintó de azul y dos de rojo.

Y el caso era que el nuevo dueño al cual su alma se rendía, había sido tan corto en manifestarla su afición y tan rápidamente había pasado delante de ella, diciéndola, empero, con sus encendidas miradas su deseo, que no parecía hombre enamorado que en ocasión se pone de contemplar a la deidad que adora, sino alma en pena y cobarde que cree tan menguados sus merecimientos, que esquiva, cuanto puede, ser reparada por miedo del menosprecio; y justamente por esto doña Guiomar le había estimado; por aquella su timidez, la grandeza de su amor había medido; que no hay afición sin cuidado, ni pasión sin ansia; ni es amor el que con mortales recelos no desconfía del logro de la victoria; y esto lo saben bien las mujeres, y tanto más cuanto por su hermosura son más pretendidas y buscadas y acechadas; y doña Guiomar, que lo era grandemente, aunque no saliese de su casa más que entre dos luces, y aun así para ir a la iglesia, sabíalo más que otras.

Y aquí cumple confesar otro de los inconvenientes en que el pobre muchacho tropezaba, un síntoma más de la vida artificial, que su mala educación y las pretendidas exigencias sociales le obligaban a llevar.

Detrás de la Nueva Holanda veréis el Océano Austral sitiar con una onda circular las dos puntas extremas del antiguo y nuevo continentes. Nada de tierra en el mundo antártico, ó de islitas, ó de pretendidas tierras polares que tan pronto son indicadas por los descubridores como han desaparecido, no siendo tal vez más que hielos. Aguas sin fin, siempre aguas.

Pero como todos carecian de los principios del arte de la guerra, servian de confusion mas que de seguridad sus diligencias, que tambien contribuyeren no poco á suscitar nuevas disputas sobre sus pretendidas facultades, y las que tenia el Comandante de las armas.

Ratier decia que el árnica obra sobre las vías digestivas y secundariamente sobre el cerebro, concluyendo con estas palabras: «Es inútil hablar de sus pretendidas cualidades vulnerarias, que le han valido el nombre de panacea lapsorumAun para los medicamentos mas útiles era indispensable llegar á confirmar sus propiedades por ensayos en el hombre sano, para que su uso en el enfermo se hiciese con reglas positivas, pues los datos tradicionales caen en el olvido.

Un imprudente que no reparase en nada de eso, alarmaria la comarca con las pretendidas señales; no cabria ya duda de que algunos malhechores se ponen de acuerdo, se explicaria sin dificultad el robo que sucedió tal ó cual dia, se comprenderia lo que significaba un tiro que se oyó por aquella parte, y cuando la autoridad tendria aviso del malvado complot, cuando recaerian ya negras sospechas sobre familias inocentes; aqui que los exploradores enviados á observar de cerca el misterio, podrian volver muy bien riéndose del espanto y del espantador, y descifrando el enigma en los términos siguientes: «Muy cerca de la cima donde arde el fuego, está situada la casa de la familia A, que á la hora de acostarse aposta un vigilante en las cercanías, porque tiene noticia de que unos leñadores quieren estropear parte de bosque plantado de nuevo.

Hablaban como buenos conocedores de la fragilidad de la existencia, como hombres que saben lo poco que cuesta quitarle la vida á otro hombre ó perder la propia, y ríen, por instinto, de la importancia, las ceremonias y las pretendidas equidades con que se rodea en tiempos de paz un simple encuentro individual... Pero, en fin, ya que su camarada tenía empeño en que le representasen en esta farsa, le darían gusto, aunque luego su complacencia les costase un arresto.