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Ya no eres un niño, Melchor le dijo su madre, y debes saber lo que haces; pero yo creo que extremas un poco las obligaciones de tu amistad para con Lorenzo y Ricardo. ¡Pero, mamá! ¡Gran cosa! Pues es nada, hijo: dejas tus ocupaciones por un tiempo que mismo no sabes cuánto será; dejas a tu novia y nos dejas a nosotros por irte a cuidar a dos amigos.

Detrás de la Nueva Holanda veréis el Océano Austral sitiar con una onda circular las dos puntas extremas del antiguo y nuevo continentes. Nada de tierra en el mundo antártico, ó de islitas, ó de pretendidas tierras polares que tan pronto son indicadas por los descubridores como han desaparecido, no siendo tal vez más que hielos. Aguas sin fin, siempre aguas.

Allí es únicamente, según se ha visto, donde alcanza el cenit, y donde sus rayos caen verticalmente sobre el suelo. Su altura meridiana mínimum varía entre 66° y 43°, y nunca es inferior á este último valor. En las zonas templadas hay una diferencia más considerable entre las temperaturas de las estaciones extremas.

El carácter de los españoles, como lo demuestra ya el principio de su historia, se distinguió siempre por su obstinación y por su férrea firmeza; pero esta prenda no aparecía sólo bajo su aspecto favorable, porque en sus preocupaciones no los paraban tampoco respetos ni temores, y llegaba inexorablemente hasta sus consecuencias más extremas.

Alta lechuguilla exornaba el rostro amarillado y patético. Se veía que el interno brasero de las pasiones extremas desecaba la carne y atosigaba y torcía los humores.

Era en tales momentos cuando la niña padecía los más crueles castigos, cuando su frágil existencia corría verdadero peligro. El miedo fue otro de los padecimientos que le infligía a menudo. En las altas horas de la noche hacíala levantarse y la enviaba a las habitaciones extremas de la casa en busca de cualquier objeto. La niña tornaba pálida, temblorosa, sudando de angustia.

Enemigo de medidas extremas, he procurado sofocar el actual movimiento sedicioso sin recurrir al Congreso, á fin de que dictase la Ley que ahora solicito; pero la necesidad de terminar en una rápida campaña la insurrección armada, cortando con ello complicaciones exteriores y salvando la causa del orden y de la civilización, me obliga á dirigirme á los Cuerpos Colegisladores para obtener de ellos una medida que sabré hacer uso con la moderación que pongo en todos mis actos.

Estaba asustada de su propia obra. «Yo soy una loca pensaba tomo resoluciones extremas en los momentos de la exaltación y después tengo que cumplirlas cuando el ánimo decaído, casi inerte, no tiene fuerza para querer». Recordaba que de rodillas ante el Magistral le había ofrecido aquel sacrificio, aquella prueba pública y solemne de su adhesión a él, al perseguido, al calumniado.

Por incertidumbre y turbación de espíritu. En su memoria flotaba una frase preñada de misterios. Cristeta le había dicho al separarse la noche anterior: «... ¡resoluciones extremas!» ¿Qué pretendería? En un segundo imaginó don Juan mil clases diversas de resoluciones extremas.

Aquel día se reveló por primera vez su carácter tenaz, soberbio, irritable ante la contradicción, hasta el punto de adoptar las más extremas resoluciones. El recuerdo de los golpes recibidos le enfureció como algo que pedía venganza. «¡Abajo la guerraYa que no le era posible protestar de otro modo, abandonaría su país. La lucha iba á ser larga, desastrosa, según los enemigos del Imperio.