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Actualizado: 6 de junio de 2025
Y ya lo sabes, es para toda la vida, porque yo no soy capaz más que de resoluciones extremas. Dicho lo cual, desasiéndose de él y dejándole confuso en medio de la acera, se alejó precipitadamente hasta entrar en el anchuroso portal de la casa donde vivía. Don Juan pasó de largo, miró con disimulo, y después de verla torcer hacia el arranque de la escalera, apretó el paso.
Una mañana de Marzo, ventosa y glacial, en que se helaban las palabras en la boca, y azotaba el rostro de los transeúntes un polvo que por lo frío parecía nieve molida, se replegó el ejército al interior del pasadizo, quedando sólo en la puerta de hierro de la calle de San Sebastián un ciego entrado en años, de nombre Pulido, que debía de tener cuerpo de bronce, y por sangre alcohol o mercurio, según resistía las temperaturas extremas, siempre fuerte, sano, y con unos colores que daban envidia a las flores del cercano puesto.
Otros galanes habían de aderezarse quizá, el juvenil mostacho ante aquel su espejo, cuando él no fuera sino un hato de podredumbre. La copa de Venecia pasaba de padres a hijos más vividora que las manos soberbias que la alzaban en los festines. ¿Qué pensar? ¿Qué hacer? El mismo se asombraba de las oscilaciones extremas de su ánimo. Volvió a mirar hacia la calle. Una hora pasó.
Ojeda sonrió tristemente. ¡Partir juntos!... Una felicidad que había pensado muchas veces; pero él ignoraba cuál iba a ser su vida allá. Seguramente de penalidades y miserias sin cuento. ¡Y ella, criatura de lujo, acostumbrada a las comodidades del dinero, quería seguirle en su incierta aventura!... No; estas resoluciones extremas únicamente son aceptables en el teatro.
Se desdoblaba su interior, surgiendo junto á la mujer de gustos frívolos ansiosa de comodidades y grandezas, otra que era la de las temibles energías, la de las extremas resoluciones en las horas difíciles, la que no vacilaba ante la crueldad. Y esta mujer, al despertarse, aconsejaba imperiosamente á su compañera: «No dejes que se marche. El destino te lo envía.»
Nadie se acuerda de ella cuando se practica con facilidad; mas, si se detiene un instante, ¡qué terrible desorden! Si nuestro pulmón se infarta, si la laringe se embaraza tan sólo en el transcurso de una noche, la agitación, las angustias son extremas, no pueden soportarse, soliendo acontecer que, sin cuidarnos del peligro á que nos exponemos, mandamos abrir todas las ventanas de nuestra casa.
Estos últimos números dan la distancia media: las extremas se deducen de ellos fácilmente, cuando se recuerda que la diferencia en más ó en menos es de la 60ª parte próximamente de la distancia media. Entonces se encuentra que el Sol, en la época de su máximum, se halla alejado de la Tierra 23,600 radios terrestres, ó 37,600,000 leguas, y en su distancia mínima 22,000 radios ó 36,350,000 leguas.
Dánles parte de su pobreza, admítenlos en su casa y quisieran meterlos también en su corazón, de suerte que presto se olvidan los bárbaros de su nativo suelo y se enamoran de la santa ley divina, de la cual ven en sus huéspedes ingerida tan bella virtud entre hombres tan salvajes como ellos, pues es un gran milagro que aun en las necesidades extremas usen, cuando son gentiles, de piedad unos con otros, aun aquellos á quien la Naturaleza ha estrechado con los fuertes lazos de la sangre.
Señorita exclamó el capellán con fuego , quisiera librarla de todos los disgustos que pueda tener en el mundo, aunque me costase sangre de las venas. O esa mujer se casa y se va pronunció Nucha , o.... Interrumpió aquí la frase. Hay momentos críticos en que la mente acaricia dos o tres soluciones violentísimas, extremas, y la lengua, más cobarde, no se atreve a formularlas.
Pero dejemos de lado esas irregularidades que no son sino consecuencias extremas de ideas sanas y fecundas, y podremos afirmar que pocos pueblos viven al amparo de instituciones más liberales que Colombia.
Palabra del Dia
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