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Reía al recuerdo de su franca fisonomía, de su vida abierta y de sus dientes blancos. Halagábame el beso que había estampado en mi mano y sentía una alegría real, pensando en que si hubiera seguido mi impulso le habría besado las mejillas.

Nacido en uno muy pequeño de Andalucía tuve yo cierto amigo que, como llegase á ser personaje de gran suposición y de muchas campanillas, cifraba su mayor deleite en mandar á su pueblo todos los años un ejemplar de la Guía de forasteros, con registro en las varias páginas en que estaba estampado su nombre.

Tengo un vivo recuerdo de cuando aquel hombre y orador admirable entró en mi despacho y me pidió una retractación del aserto estampado.

Y si tienes en algo lo que lleva ya estampado en sus tablitas de cera, ¡quién te asegura a ti que no será borrado por la impresión de otra cosa, y que esta nueva impresión no resultará llaga maligna y enfermedad incurable?

¿De qué se ríe usted? preguntéla, fingiéndome un poco resentido. ¡Ni aunque fuera el caso de llorar! me respondió cambiando de postura en la silla . ¡Vaya, que es buena! ¡Pues dígole que ni estampado en un papel! Eso, mi señor don Marcelo, es pasarse ya del jito con más de otro tanto de lo justo... y no vale. ¡Vaya, vaya, que es ocurrencia!

En aquella mano habían estampado un beso hacía un instante y ella, en vez de castigar la insolencia, se había limitado a levantarse del asiento roja como una amapola. ¿Cómo había perdido la fuerza para rebelarse? Esta idea dolorosa trazaba una arruga profunda en su frente.

Llegó por fin el día de la adjudicación de los premios. Mario supo el fallo del jurado con una sorpresa que le dejó clavado al suelo. No estaba comprendido entre los premiados con primera medalla, ni entre los de segunda, ni entre los de tercera. Nada: su nombre no se veía estampado en ninguna parte. Apenas podía creerlo. Leía y releía el papel pensando que estaba ofuscado.

Los demás, que no le habían visto, levantaron la cabeza sorprendidos y saludaron. ¿ por aquí á estas horas, gachó? ¿Qué milagro es éste? dijo Antoñico con intención burlona y malévola que hizo dar un vuelco á la sangre del guapo. ¡Con qué placer le hubiera estampado la botella en la cara!

Todo monumento es el facsímile del pueblo que lo erigió, estampado en el gran álbum del triunfo. ¿Qué es la historia sino el álbum donde cada pueblo viene a depositar sus obras?

Alta señora contestó Plácido porque le tengo también estampado en el hombro derecho, como indeleble marca. Doña Ximena puso entonces los ojos con cariñoso ahínco en el rostro hermosísimo de Plácido, e imaginó que veía al Conde de Saldaña, como estaba en su muy lozana juventud, veinte años hacía.