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Actualizado: 7 de mayo de 2025
De este modo la veleidad febril de los franceses ha estampado su huella, hasta en ese gran monumento, que basta y sobra para la honra de una nacion, y de una nacion grande. He aguardado á decir esto en la calle, léjos de la tumba de Napoleon, léjos de la capilla de San Gerónimo.
Tanto osamos escribir, y se nos vino la casa a cuestas... Hasta de mal patriota nos acusó un quechuista; y un señor Pacheco Zegarra, entre otros cultos piropos, nos llamó ignorante y charlatán. Con razones de ese fuste nos dimos por convencidos de que habíamos estampado un disparate de a folio.
Con el título arriba estampado se designa cierta novela, que hará ya ocho siglos o siete y medio por lo menos, compuso un paisano de mi antiguo y buen amigo el autor de El sombrero de tres picos, de La pródiga, y de El niño de la bola. Aunque sólo fuera por esto, me sería a mí simpática la novela de que voy a hablar, novísima ya a fuerza de ser antigua.
¿Es posible?... Ya lo creo... replicaba con suficiencia la que parecía más informada. Dicen que hay uno de baile espléndido, color bleu d'eau y otro de terciopelo estampado color marfil, guarnecido con ramos de rosas té. ¡Y los matinées son espléndidos! Pero a mí lo que me gusta más, es uno color turquesa muerto. ¡Qué monada!
Tú no sabes lo que es una mujer que se muere por un hombre. ¡Pobretín, esa miel no la has catado nunca!... ¿No darías tú algo porque yo te quisiera como tú me querías a mí?... ¿Te acuerdas de cuando me adorabas, te acuerdas?... Pues figúrate que yo te adoro a ti lo mismo y que te llevo estampado en mi corazón, como tú me llevabas a mí...».
Calamitoso hubiera sido que don Pepito se hubiera muerto en vez de volver al Paraguay, al cabo de dos o tres años, con todo lo esencial de la civilización, puesto en cifra y bien estampado en el meollo. Pasaban días, el barco iba adelantando, y, si no recuerdo mal, estábamos ya cerca de las Islas Canarias.
Con el pañuelo se secaba el llanto, pero se restregaba el pañuelo con violencia por las mejillas y por los labios, como si quisiese arrancarse la piel y los besos que en ella había estampado el príncipe indio, convertido ya en chamarilero israelita. Luego que Poldy consiguió sosegarse un poco, cayó en muda y honda melancolía. Nada dijo a su hermano ni a su aya.
¡Ea! ya está sentado el sabio; ya sopla el polvo de la mesa y coloca el sombrero sobre ella; ya se saca a medias una bota que le oprime mortalmente los sabañones; ya tose y se arranca la flema de la garganta; ya trae el libro hacia sí, ya mira con curiosidad el sello de la Academia estampado en la primera página; ya empieza a leer.
Y cuando bajaba presurosa la escalera, el dolor de aquella herida del amor propio la atormentaba más que las que había recibido en su honra. ¡Una cursi! El espantoso anatema se fijó en su mente, donde debía quedar como un letrero eterno estampado a fuego sobre la carne.
Al consignar estas breves frases en honor al celoso funcionario que ha prestado el concurso de su palabra, siempre elocuente, y de su voluntad, siempre inquebrantable, en pro de los intereses de la provincia, la Comisión cree que se hace intérprete de los sentimientos de la Diputación, al dejar estampado en este documento el tributo de respetuosa consideración que le merece el inteligente diputado y vicepresidente que fue de la Comisión.»
Palabra del Dia
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