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Harto presentía Morsamor que el Brahmatma, con gran golpe de gente de guerra, había salido a perseguirle, aunque no había podido hasta entonces darle alcance por la mucha delantera que Morsamor y los suyos habían tomado. Sin tropiezo vi encuentro alguno desagradable, llegaron los que huían a una vastísima e intrincada selva, resplandeciente de lozana pompa y florida verdura.

Los alrededores de Milan son admirables: les he visto por tres líneas distintas, y por todas partes la campiña se ostenta lozana, y enriquecida con una vegetacion profusa. De Milan á Treviglio no se encuentra ningun pueblo de importancia: de Cucallo á Venecia, se encuentran las ciudades de Brescia, Verona, Vicenza y Padua: todas, excepto la última, á la izquierda yendo á Venecia desde Milan.

Se diría que el convento de las Salesas era un matadero; que la religión conducía a la juventud lozana a aquella letrina a pudrirse.... ¡Se dirían tantas cosas! No, no era posible tomar todavía ninguna medida radical. Había que esperar. Por lo demás, él iría a ver a Sor Teresa...».

La que por su lozana robustez había hecho gala de compararse a las mulas, daba en la tontería de padecer lo más contrario a su natural perfectamente equilibrado. ¿Qué era ello?

Dio ésta las gracias a Pedro por el brazalete enviado de Londres, prenda que encontraba del mejor gusto, informándose después del sincero interés ¡la noble criatura! de la salud de la señora de Montauron y respondiéndole su sobrino que continuaba tan lozana como en sus mejores tiempos.

La vida es breve, la muerte cierta: de aquí á pocos años el hombre que disfruta de la salud mas robusta y lozana, habrá descendido al sepulcro, y sabrá por experiencia lo que hay de verdad en lo que dice la religion sobre los destinos de la otra vida.

No faltará lector que extrañe una curiosidad tan pertinaz y tan impaciente; pero debo decir en nuestro abono, que la curiosidad es aquí todo nuestro oficio, amen de que media una mujer, una mujer jóven, vestida de luto, sola, triste: una mujer que tiene flores mústias en su balcon; una mujer cerca de la cual debe caminar alguna sombra; una mujer que ha de ser desgraciada. ¡Ojalá que pudiéramos nosotros evitar su desgracia! ¡Ojalá que pudiéramos hacer su dicha! ¡Ojalá que pudiéramos hacer que estuviese verde y lozana la flor marchita de ese solitario balcon!

Los momentos más solemnes y poéticos de la antigua historia nacional, é increible número de tradiciones é historias, vivían en los romances, en la memoria y en los labios de todos; la corriente de aquella lozana poesía heróica corría tan perenne, que de ella han salido en estos últimos días algunos cantos, semejantes á su matriz por el fondo y por la forma.

¿Y la dijo usted eso? Debía decírselo. Ella me oyó. El temporal había terminado, el sol resplandecía sobre la lozana verdura. La dije que la tempestad de su vida se tenía que calmar algún día, y que ese día yo sería aún suyo. Ella suspiró: «¡Si nos hubiéramos conocido antes!...» Yo seguí hablando.

Pero lo que ha de exigirse sin remedio de este proceder es que el autor, que se atribuye bienes ajenos, los revista de formas poéticas y se los asimile; que los exorne con nuevos elementos poéticos, hijos de su inspiración, y que les infunda más vigor y más lozana vida.