United States or Saint Pierre and Miquelon ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las ballenas y cetáceos no desdeñan semejante presa; persíguenla, se introducen en los bancos; con sus bocazas absorben por toneladas el enjambre infinito que sin disminuir por eso huye en dirección de las costas. Allí se opera otro género de destrucción mayor todavía. La pescadilla se llena, se harta de arenques y engorda; otro tanto sucede con el abadejo.

Pero como entiende de pluma, con decir «aquí está apuntao...»; y á no me la cuela él, que no me mamo el deo, aunque no conozco la O, tiña! Pero las cuentas ya se desaminaron bien allí, y por gente que lo entiende. Comosulas nos atrapan, ¡tiña!, no te canses.... Y digo que aquí engorda anguno con lo que y yo sudamos, y si no, vamos á ver.

Hasta el siglo XVIII, la enseñanza primaria, secundaria y universitaria estaban arregladas para conferir al educando un poder indirecto sobre el ambiente por la consecuencia de la gracia divina y el patronato de los santos, a fin de que éstos cambiaran o predispusieran los fenómenos naturales en manera favorable a los intereses personales del respectivo devoto, y la enseñanza arreglada para conferir al hombre un poder directo sobre los recursos ambientes por medio de los instrumentos, las máquinas y los procedimientos científicos, sólo empezó a acentuarse desde los comienzos del siglo XIX. Se inicia entonces francamente la decadencia de las ciencias sobrenaturales y el desarrollo creciente de las ciencias naturales, y de sus aplicaciones a la defensa de la vida y la sociedad, al ensanche de la producción y de las comunicaciones, al mejoramiento de las relaciones entre los individuos y entre los pueblos por la comunidad de artes y de ciencias, aun en la disparidad de creencias, y el carbón de piedra engorda prodigiosamente a los más mientras los otros siguen enflaqueciendo por el empleo del milagro, "costoso y de rendimiento incierto".

Ha conseguido establecer el imperio de la materia desde su estado misterioso con Edison, hasta la apoteosis del puerco, en esa abrumadora ciudad de Chicago. Calibán se satura de wishky, como en el drama de Shakespeare de vino; se desarrolla y crece; y sin ser esclavo de ningún Próspero, ni martirizado por ningún genio del aire, engorda y se multiplica. Su nombre es Legión.

¿No sabe usted respondió esta riendo el refrán «el que tiene hijos al lado, no morirá ahitado»? Don Federico, lo que ellos comen, me engorda a . Momo, que estaba al lado de este grupo, retiraba su plato, para que no cayesen sus hermanos en tentación de pedirle de lo que contenía. Su padre que lo notó, le dijo: No seas ansioso, que es vicio de ruines; ni avariento, que es vicio de villanos.

Pero debo advertirle, para su gobierno, que ya se le han anticipado a usted otras influencias que pesan mucho entre esta gente, por lo cual temo que el éxito de nuestra batalla no sea tan cumplido como deseara. »De todas maneras, y por aquello de que «al ojo del amo engorda el caballo», será muy conveniente que usted se decida, sin pérdida de un momento, a recorrer el distrito.

¡Oh, todos! dijo sonriendo el sobrino del cardenal . Sólo que la inmensa mayoría no tiene las mismas probabilidades de hacer carrera. Pero con tantos como somos, no hay ni uno que piense en la posibilidad de quedarse vegetando de capitán en un regimiento de reserva, o morir de viejo llegando, cuando más, a comandante. Todos vemos primeramente la juventud realzada por el uniforme, por las aventuras (porque ya sabe usted que las mujeres se pirran por nosotros), por la alegría de vivir, querido y respetado en todas ocasiones, un palmo por encima del paisano; después, cuando se aproxima la vejez y engorda uno y empieza a quedarse calvo, la faja de general, la política, y ¡quién sabe si la cartera de Guerra!

Tengo la cabeza como si me hubieran sacado los sesos, poniéndome en su lugar miga de pan y perejil muy picadito... Por no molestarte, no te he dicho que me hagas una tacita de tila, que me refriegues la espalda, y que me des una papeleta de salicilato, de bromuro, o de sulfonal... Esto es horrible. Estás dormida como un cesto. Bien, mujer, descansa, engorda un poquito... No quiero molestarte».

Cada ferrado de terreno gallego está siempre en pleito con uno de los ferrados de terrenos vecinos. El solo hecho de la entrada a una finca que, muchas veces, se encuentra rodeada de veinte o treinta, suele ser un semillero de cuestiones, y, mientras se arruina el campesino, el abogado engorda. Bien es verdad que los campesinos son también un poco abogados.

Los soldados del general Salom llegaban de noche hasta ponerse a tiro de fusil, y gritaban: A Lima, muchachas, que la patria engorda y da colores palabras que eran una apetitosa promesa para las pobres hijas de Eva, a quienes el hambre y la zozobra traían escuálidas y ojerosas.