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No faltó un mal intencionado susurro de que S. E. estaba decidido á hacer algo, porque en aquello veía los primeros síntomas de una rebelion que convenía sofocar en su cuna, que una caza sin resultados desprestigia el nombre español, etc., y ya se echaba el ojo á un infeliz para vestirle de venado, cuando S. E. en un acto de clemencia que Ben Zayb no sabía con qué frases encomiar, disipó todas las inquietudes, declarando que le daba pena sacrificar á su placer los animales del bosque.

No sabiendo cómo corresponder á tantas lisonjas, Ceferino Palencia dióse á encomiar exaltadamente la labor de las artistas italianas: en teatro, como en pintura, como en ciencias, Italia sería siempre la más gloriosa de las naciones latinas.

Aún queda bastante que hacer en este punto de la crítica, y es harto difícil ponerse en el medio razonable para no desdeñar demasiado ni encomiar tampoco sin medida lo que no lo merece. El segundo escollo es el más peligroso de los dos.

Si les educaran, es decir, si les corrompieran torciendo el natural curso de sus instintos, yo quisiera ver dónde se quedaban Pitt, Talleyrand, Bonaparte, y todos los grandes políticos de la época. Amigo le dije sin poder reprimir mi enfado me da compasión verle a usted entre esta desgraciada gente, y más aún oírle encomiar su triste estado.

Los ejemplos aducidos mas arriba manifiestan bastante la verdad cuya exposicion me ocupa; no obstante creo que no será inútil aclararla con algunos otros. Tenemos un amigo cuyas bellas cualidades nos encantan, cuyo mérito nos apresuramos á encomiar siempre que la ocasion se nos brinda, y de cuyo afecto hácia nosotros no podemos dudar.

Pero las damas parecían temer los encomios y no las sátiras. No bien se oyeron encomiar apretaron el paso, y aprovechando un momento de confusión y bullicio, trataron de escabullirse. El Conde tenía fija la vista en ellas.

En primer lugar me remito a Emerson y a Víctor Hugo para el que busque elogios. Añadir es casi imposible. Declaro con sinceridad que en España no creo que hay en el día más que un hombre que, si se pone a encomiar a Shakspeare, acierte a decir algo que supere a Víctor Hugo y a Emerson en epinicios agigantados y en hipérboles sonoras.

El Rey empezó a hablar de lo que se proponía hacer; Sarto, de lo que había hecho; Tarlein se destapó por unas aventuras amorosas, y a me dio por encomiar los altos méritos de la dinastía de los Elsberg. Hablábamos todos a la vez y seguíamos al pie de la letra la máxima favorita de Sarto: mañana será otro día. Por fin, el Rey puso su copa sobre la mesa y se reclinó en la silla.

Conste, por consiguiente, que no me alucino al encomiar á Clarita. ¿Y no provendrá la alucinación, dijo Doña Blanca, de la cándida y espontánea propensión de Clarita á hacerse agradable? Sin duda que provendrá; pero esa misma propensión, siendo espontánea y cándida, prueba la bondad de alma de quien la tiene.

Siento no poder dar a mis amigos una muestra de aquella literatura, porque ni se imprimieron ni puedo recordarlos; pero si no la forma, tengo presente el sentido, que se reducía a encomiar la necesidad de que todo el mundo se vistiera a la antigua, único modo de resucitar el ya muerto y enterrado heroísmo de los antiguos tiempos.