United States or New Caledonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


No sabiendo cómo corresponder á tantas lisonjas, Ceferino Palencia dióse á encomiar exaltadamente la labor de las artistas italianas: en teatro, como en pintura, como en ciencias, Italia sería siempre la más gloriosa de las naciones latinas.

Pepita se acercó de nuevo, y el comandante, inclinándose profundamente y afectando una solemnidad cómica, dijo: Tengo el honor de presentar a usted a mi amigo D. Ceferino Sanjurjo, joven de relevantes prendas, enamorado, galán y notabilísimo poeta. Pepita me alargó su mano flaca, diciendo: Si se parece usted a su amigo, no cuente usted con mi simpatía... Pero no; tiene usted mejor cara.

El padre Ceferino González me dijo: «Sevilla tiene la gloria de ser la patria del mejor pintor de la Virgen; Valencia, la de serlo del mejor poeta de la Purísima». Rampolla quiso que fuera a Roma. «Es necesario que venga usted a Roma me dijo . Quiero que Su Santidad le oiga leer a usted sus poesías... ¿Por qué no funda usted un periódico?» »Manterola se entusiasmaba también oyéndome.

Le expresé mi placer en verme tan gentilmente acompañado, y no fingía; porque además de no tener en qué ocuparme, me recreaba al mirar aquella figurita meciéndose en la butaca con gran cuidado para no mostrar las piernas. ¿Es usted viajante de comercio, don Ceferino? me preguntó. No, señorita; soy poeta. ¡Ah, poeta! ¡Qué bonito! ¿Hace usted versos? ¿Me leerá usted algunos? ¿verdad?

¡Ay don Ceferino, qué bien me está usted haciendo! exclamó, dándome un abrazo y rozando con su estupenda nariz mi oreja izquierda. Nada, váyase usted tranquilo. usted algunas vueltas por ahí, y luego, dentro de una media horita, cuando ya Fernanda se haya ido, entra usted en casa. Estoy seguro de que Matildita tiene para usted una buena noticia.

¡Eh!, ¡eh! ¡Eduardito!... Detúvose un instante, miró y vino hacia . ¿Dónde va usted tan escapado, hombre de Dios? No lo , don Ceferino me respondió, posando sobre sus ojos vidriosos. ¡Tiene gracia! ¿Y se iba usted como si le faltase medio minuto para llegar a la cita? ¡Oh, si supiera usted, don Ceferino!... ¡Me están pasando unas cosas!... ¡Unas cosas!

El tren se pone en movimiento. Allá va la farándula, imagen de la vida... Cuenta Ceferino Palencia que hace bastante tiempo, hallándose él en Buenos Aires con su compañía, fué á visitarle á su cuarto del teatro un caballero de nacionalidad italiana, verdadero hombre de mundo, inteligente, elegante y buen mozo. Representaba cuarenta años.

Las prensas de Madrid y de provincias comenzaron a gemir bajo el peso de mis descripciones. Pronto me convertí en especialista. Poco faltó para que pusiera en las tarjetas Ceferino Sanjurjo, poeta descriptivo. Fui al Ateneo y leí un poema describiendo la siega del trigo, que me valió el ser saludado con los pañuelos por las damas y calurosamente palmoteado por los caballeros.

El bañista que nos lo había anunciado metía el rostro por el follaje para que no se oyesen las carcajadas que no era poderoso a reprimir. Mi patrón, avergonzado, y otra vez con aquella expresión humilde e inocente en los ojos de perro de Terranova, me dijo tirándome de la ropa: D. Ceferino, ya es la hora de almorzar; ¿nos vamos?

, señor; primero me quedo con él en el cuerpo que se lo al príncipe de Bismarck... y eso que mire usted, D. Ceferino, yo no tengo motivo para estar agradecido de los franceses. Aquí ha venido uno hace dos años, un monsieur Lefebre, que me ha quedado a deber quince días de pupilaje. Doblemente le honra a usted esa generosidad.