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En los tejados todos los colores del iris como en los muros de Ecbátana; galerías de cristales robando a los edificios por todas partes la esbeltez que podía suponérseles; alardes de piedra inoportunos, solidez afectada, lujo vocinglero. La ciudad del sueño de un indiano que va mezclada con la ciudad de un usurero o de un mercader de paños o de harinas que se quedan y edifican despiertos.

Caracteres por lo general fogosos, impacientes, que obran por brotes más bien que por razonamientos, y tomando por realidades las perspectivas de la imaginación, edifican sobre ellas fuertes castillos, sin más cimientos que el aire.

Y por consiguiente llamáis héroes y grandes hombres á los que más destruyen y matan. ¡Per Bacco! para hombres notables, de verdadero mérito, dignos de toda gloria, los artistas que tenemos en Italia, los que edifican en lugar de destruir, los que han creado las bellezas artísticas de mi noble Pisa, los que ennoblecen á toda la nación, los Andrés Orcagna, Tadeo Gaddi, Giottino, Stefano, Simón Memmi, maestros cuyos colores sería yo indigno de mezclar.

Dicen que son un anacronismo, que jamás han existido en esta tierra, y las han importado los ricos de gustos ordinarios que edifican desde hace cincuenta años en la Costa Azul. Ellos sólo admiten el antiguo jardín provenzal ó italiano, olivos, laureles y cipreses, pero no cipreses como los de España, copudos, enormes y fúnebres, para adorno de calvarios y cementerios.

Los viajeros nos cuentan que esas aguas calientes edifican verdaderos palacios, ciudadelas y murallas de algunos kilómetros de longitud. Blancos como el alabastro, los pilares y basamentos crecen incesantemente por el depósito de las cascadas susurrantes que poco á poco ocupan la llanura.

El arruinado castillo viene entonces al suelo: los sillares de sus muros son acarreados al cerro inmediato donde los padres gerónimos edifican su convento; los tableros esculpidos de barro y piedra que los revestían caen despezados entre la yerba, donde permanecerán acompañando al sueño secular de las otras ruinas anteriores ya sepultadas en aquel campo de soledad, hasta que un anticuario los remueva y los desdeñe desconociendo su procedencia , y venga luego otro y los admire como lo que realmente son, aunque sin saber tampoco el nombre que llevaron.

En otro lugar de la misma obra añade: «Y assí no son las casas de Sevilla tan altas como las de Castilla la Vieja, porque de ser la ciudad tan húmeda y caliente, de industria las edifican sus moradores algo bajas, á fin de que las entren mejor los aires y desta causa abiertas y en Patios y Corredores.

Impetuosos, precipitados, no haciendo caso de las reflexiones de cuantos los oyen, sin mas guia que su torcida razon, llevados por su prurito de discurrir y hablar, arrastrados, por decirlo así, en la turbia corriente de sus propias ideas y palabras, se olvidan completamente del punto de partida, no advirtiendo que todo cuanto edifican es puramente fantástico, por carecer de cimiento.

El único religioso franciscano que hay en aquel convento, tiene algunos niños. P. ¿Cuántos templos arruinados hay? R. Cinco; sólo la Matriz sirve de algo. P. ¿Se edifican casas nuevas? R. Ninguna, ni se reparan las caídas. P. ¿Se arruinan las existentes? R. Casi todas, porque las avenidas de las calles son tantas. P. ¿Cuántos sacerdotes se han ordenado?

Como sabes, los volcanes tienen un cráter más o menos circular y en su interior están huecos. Los pólipos, construyendo sólo en los bordes, conservan la forma circular y edifican estas preciosas islas, a las que se da el nombre de atoles.