United States or Comoros ? Vote for the TOP Country of the Week !


La cubierta chorrea sangre, los cadáveres ruedan al mar con la cabeza destrozada. Al «Papa» lo encontraron escondido y medio muerto de miedo en un armario de su cámara.

Y se encogió, se dilató su pecho, y lanzó un aliento que rugía, poderoso, ardiente, indicio de la horrible lucha que conmovía su alma destrozada. , dijo impaciente Dorotea.

Despues pensó en que sin la prision, él sería novio ó marido en aquellas horas, licenciado en Medicina, viviendo y curando en un rincon de su provincia. La sombra de Julî, destrozada en su caida, cruzó por su imaginacion; llamas oscuras de odio encendieron sus pupilas, y de nuevo acarició la culata del revólver sintiendo no llegase ya la terrible hora.

Y con el alma destrozada, el espíritu quebrantado, el pobre joven, desalentado, exhalaba su ternura desconocida, murmurando: ¡María Teresa... María Teresa! ¿Cómo, por qué María Teresa, con su instinto de mujer, nada había visto? Porque era dichosa y nada atrofía tanto el corazón como la felicidad. Sólo la desgracia desarrolla la sensibilidad.

Sobre algunos ahumados y dentados ladrillos, descansa un tosco cañón de hierro de gran calibre. Su. ánima está destrozada, el herrumbre cubre su áspera superficie, y en su desportillada boca relucen en las horas de sol los ojillos de los verdes lagartos, que buscan la vida, en la que fué recámara de la muerte.

Centenarias hayas que prestan su sombra Al lecho por donde juegas en ondas Te sirven de templo Y de corona, las hojas secas de otoño y el verde musgo. La vieja pila de mármol ha sido destrozada Pero , siempre generosa Devuelves bien por mal a los que te ofendieron Ofreciéndoles la frescura de tus aguas, limpias como el cristal.

Eran el patrono de Alcira y sus santas hermanas; el adorado San Bernardo, el príncipe Hamete, hijo del rey moro de Carlet, atraído al cristianismo por la mística poesía del culto, ostentando en su frente destrozada el clavo del martirio. Los recuerdos de su niñez, vigilada por una madre de devoción crédula e intransigente, despertaban en Rafael al pasar ante la imagen.

En aquel momento, la tartana se hundió destrozada, entre los alegres gritos de la tripulación del guardacostas, y el espesor de las tinieblas, que, durante aquel largo cañoneo, habíanse disipado a intervalos, parecía aumentar. El mar estaba casi tranquilo, y no se notaba más que una débil brisa del Sud.

Era una diferencia apenas perceptible; tal vez un efecto del silencio nocturno, que aumentaba la intensidad de los sonidos. Los automóviles seguían llegando del frente, soltaban su cargamento de carne destrozada y volvían á partir.

Rota la adarga, sobre el rojo polvo tendida la riquísima cimera, la corona de golpes destrozada, desgarrada la toca al aire suelta, de polvo y sangre y de sudor bañado, le faltan, no el valor, sino las fuerzas, y por sus fieros ojos centellantes cruza horrible y fatal nube siniestra.