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Me alegro mucho de haberle hecho sentir la hermosura de esa pieza musical. Este nocturno es apropiado al momento presente. Siempre trato de establecer armonías entre el tiempo, mis pensamientos y las cosas. ¿Quiere usted que continuemos en esta nota? Hablemos seriamente, esto no nos sucede frecuentemente, y hoy tengo pocas ganas de divertirme. ¡Me da usted miedo!

En medio del silencio nocturno que parecía cernerse sobre la casa, se oía claramente el murmullo de los cercanos pinos como arpas eólicas tañidas por el viento. Vamos, no seas así, padre, pues pronto me voy a poner bueno. ¿Qué hacen esos hombres ahí fuera? El viejo entreabrió la puerta y miró distraídamente.

Después de la comida, Fernando se sentó en el paseo lejos de la música, que empezaba su concierto nocturno. Estaba triste, y su tristeza era de engaño y arrepentimiento. Aquella pobre mujer había dicho la verdad: las ilusiones de él iban a morir de un golpe con la satisfacción del deseo. Mejor hubiese sido creerla.

¿Qué quieren que toque? preguntó Ricardo mientras procuraba encender una lámpara de pie que estaba junto al piano. Lo que quieras le contestó Lorenzo, aunque sea el quinto nocturno. No, voy a tocar dijo sentándose en la banqueta la serenata de Schuber.

Pero los sueños de amor, aunque sean de dos horas y a 40°, se pagan en el día, y mucho me temo que si hay una persona en el mundo a la cual esté expuesto a amar a plena luz, ella no sea mi vano amor nocturno... Amo, pues, una sombra, y pienso con angustia en el día en que Ayestarain considere a su enferma fuera de peligro, y no precise más de .

En cambio, con qué vigor se levanta de entre esa hojarasca de pasiones o ideas el fuerte soplo emocional de la «epopeya»; cómo germina la simiente del «mito» entre el polvo ya helado de sus hechos perecederos; cómo se siente resonar en sus páginas las caballerías pampeanas columna conquistadora, malón indígena, falange libertadora o montonera rebelde cuando pasan acordando su trote nocturno al ímpetu de esa prosa arrolladora.

Al pasear Ojeda por la cubierta vio a los adversarios, uno en la terraza del fumadero y otro en el balconaje de proa, ostentando ambos en la cara, sin recato alguno, las huellas del choque nocturno. La banda se había dividido según sus opiniones y afectos, quedando un grupo en torno del alemán y otro junto al barón.

Los primeros son el nocturno sublime de la muerte; los segundos, el bullicioso allegro de la vida. El crepúsculo vespertino, visto desde un mirador, es sumamente bello; contemplado en regiones intertropicales desde el puente de un buque, es altamente conmovedor. Ningún espectáculo produce tanta admiración como ver por primera vez la caída de la tarde en medio de las inmensas soledades del Océano.

No viene al caso referir nuestra vida en aquella finca durante la semana que en ella pasamos; sólo diré que durante seis noches, y aproximadamente a la misma hora, se repitió el incidente de la primera, cosa que nos intrigó de tal modo, que nos propusimos descubrir al nocturno asmático.

¿Qué vas a tocar? No , ché, Melchor... estoy pensando. ¡Toca el pericón nacional!... que es de circunstancias. No lo ... ¿Y los tristes argentinos... que son tan lindos? Tampoco... de memoria no los recuerdo. ¡Bueno! toca lo que te la gana. El quinto nocturno...